Hace algún tiempo, les hablé de la denominada Oficina de Anuncios de Vapores, un gabinete situado en el número 1 de la Alameda Principal que se dedicó a gestionar los anuncios que aparecían en la prensa malagueña de las navieras que operaban en el puerto durante gran parte del siglo XIX.

Aquel floreciente negocio que ya en la década de 1860 aparecía en las guías comerciales malacitanas, siguió creciendo en detrimento de muchas empresas consignarías que, hasta la aparición de esta oficina, eran encargaban de tramitar los anuncios y las notas informativas de las compañías a las que representaban.

Con una significativa cartera de clientes, la Oficina de Anuncios de Vapores, además de gestionar a compañías que tenían agentes en Málaga, también publicitaba a consignatarios y navieras que operando en el puerto no tenían a un representante de forma oficial.

Uno de los más significativos casos de los que les hablo, lo constituyó la compañía gaditana Cuartin y Francia, una consignataria que trabajó de forma exclusiva con la flota de buques que componían la naviera Vapores de Butler Hermanos. Realizando viajes desde San Sebastián a Marsella con escalas en la mayoría de los puertos españoles, además de en Cádiz, los vapores de esta compañía: Monarca, Vencedor de Africa, Apóstol, Amalia, Perseverancia, Non Plus Ultra, Buenaventura, Ceres, Capricho y Pensamiento, realizaban paradas dos veces al mes en aguas malacitanas para descargar o cargar cualquier tipo de mercancía.

Una agencia que, aún estando ubicada en Cádiz, usó durante muchos años lo servicios publicitarios ofrecidos por la Oficina de Anuncios de Vapores para aparecer en los diferentes periódicos de la malagueños época.

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