En enero de 1998 visité el buque Danica Violet que llegaba al puerto malagueño para cargar dolomita. Aquel embarque, el primero que realizaba de una forma exhaustiva a un barco que no era de pasaje, me sirvió para aprender cómo se realizaban las operativas de carga y descarga. Aunque muchas fueron las cosas que me sorprendieron, la que más me llamó la atención, fue cómo se cerraba todo el barco mientras se llenaban o vaciaban las bodegas. En este caso que les cuento, al estar operando con dolomita (una mercancía muy polvorienta), el Danica Violet que estaba atracado en el muelle número seis, permanecía cerrado a cal y canto para evitar que los residuos volátiles de esta mercancía se apoderaran de todo el barco.

Hace unos días, al muelle número nueve llegaba el bulk carrier de bandera maltesa Manna para cumplimentar un embarque de clinker. Con sus cinco bodegas abiertas, este carguero que llevaba protegidas con lonas unas grandes cucharas que iban estibadas en su cubierta, antes de iniciar la maniobra de carga, cubría de igual forma sus botes salvavidas; una medida de protección ante la atmósfera polvorienta producida por el embarque de una mercancía como esta.

Pero además de todo eso, la tripulación de este bulk carrier de 190 metros de eslora construido en Japón en el año 2005, había tomado otra curiosa medida de protección. En su mástil, los dos radares habían sido literalmente plastificados. Y si bien los radares pueden tener fundas o unos paneles frontales que los preserven, las nada ortodoxas envolturas plástica de Manna constituyen una verdadera rareza; una imagen que nunca había visto y que por suerte pude fotografiar.

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