EL olivar tiene que estar debidamente cuidado. El abonado con sus dos aradas y sus tres curas: la del hueso, la que evita la caída y la de mantenimiento. El labrador se ocupará también de las talas, la limpieza de los árboles con las varetas, hasta llegar al día de la cogida del fruto. Vareadores y recogedoras harán que las dos cosechas: primera, la del suelo para aceites lampantes. Y la segunda, la del árbol para aceites vírgenes, extras o de grado lleguen a la cooperativa. Allí se procederá al molido de la aceituna, su refinado, embotellado, etiquetado y distribución. Hace días, Mari Luz me mostró un gran envase de cinco litros de aceite por el que había pagado 9,90 euros. Con gran preocupación constatamos que un litro de aceite cuesta ¡dos euros! ¡Sólo dos euros! (Para un litro hacen falta moler cinco kilos de aceitunas). Sabemos que los aceituneros altivos reciben ayudas de Europa, pero aún no llego a comprender cómo un producto tan esencial es tan condenadamente barato... Campo, campo, campo / entre los olivos / los cortijos blancos.