La tribuna

Alfonso Galisteo Sierra

Aniversario de un accidente laboral mortal

UN accidente laboral no puede ser nunca una simple cifra estadística para que cada cual valore positiva o negativamente la evolución de la siniestralidad. Analizar todos los aspectos que lo provocaron tiene un único objetivo, que nunca más vuelva a suceder.

El 31 de agosto de 2009, a primera hora de la mañana, desde los medios de comunicación comenzaron a llamarme para preguntar por un accidente laboral que había ocurrido a las 06:30 de ese mismo día en el kilómetro 130,800 de la A-45 en el término de Casabermeja. Como no tenía información alguna de lo ocurrido, llamé automáticamente a Rafael Puyol Ledesma, delegado de prevención por CCOO en la empresa Grupisa, para recabar la máxima información sobre el accidente referido. No me contestó.

Detrás de cada accidente laboral, además de las causas que lo provocan, hay nombres propios y familias desconsoladas con una vida que nunca volverá a ser igual. Familias que además de sufrir la pérdida de un ser querido, padecen la gran burocracia de nuestro país, la lentitud administrativa y por qué no decirlo, comprueban cómo en muy corto espacio de tiempo se desvanecen las promesas de apoyo de algunas personas.

En el caso de Rafael Puyol Ledesma hay todavía mucho más que eso. Rafael, de 43 años, casado y con dos hijos, era un afiliado al sindicato de Construcción, Madera y Afines de CCOO, delegado de personal y delegado de prevención en su empresa. Una persona generosa que colaboró desinteresadamente en todas las actividades sindicales de Comisiones Obreras.

Rafael era un trabajador disciplinado, con muchos años de experiencia en una empresa de conservación de carreteras. Querido y respetado por todos sus compañeros, a los cuales siempre les había transmitido la importancia de realizar bien su trabajo y, sobre todo, conocedor de los riesgos de su profesión. A sus compañeros les exigía la máxima precaución en la realización de sus actividades laborales.

Lleno de inquietudes se implicó y colaboró de forma incondicional con el sindicato CCOO, la actitud y la aptitud de Rafa provocó que la organización lo incorporase a la Comisión Negociadora del Convenio Provincial de Construcción donde al margen de los múltiples aspectos que se negocian, siempre tuvo tiempo para incorporar a la mesa las peculiaridades del sector de conservación de carreteras, ganándose el respeto de los representantes de la patronal por su coherencia y firmeza a la hora de defender sus planteamientos.

Decidió dedicar gran parte de su tiempo de ocio, de su tiempo con su esposa y de su tiempo con sus dos hijos para luchar y conseguir mejorar las condiciones laborales del conjunto de los trabajadores, hecho que desde la ejecutiva provincial del sindicato de Construcción, Madera y Afines de CCOO de Málaga reconocemos y ponemos en valor.

En esta fecha queremos rendir homenaje a nuestro compañero y amigo Rafa Puyol, seguro que para él no habría mejor homenaje desde CCOO que el de seguir luchando, seguir gritando ante toda injusticia, seguir formando e informando a todas y todos los trabajadores para mejorar las condiciones de trabajo.

El próximo 29 de septiembre las trabajadoras y trabajadores de este país debemos dar respuesta al giro antisocial y antieconómico que el Gobierno ha dado a su política, recientemente expresada en el decreto sobre la reforma laboral que hace más fácil y barato el despido, perpetúa la contratación temporal como vía de entrada al mercado de trabajo, da mayor poder a los empresarios y cuestiona la negociación colectiva. Ésta última por la que tanto luchó y en la que tanta confianza depositó Rafa como herramienta donde defender y mejorar las relaciones laborales.

Seguro que el primero en llegar al lugar de concentración de los piquetes informativos en la madrugada del 29 de septiembre sería Rafa. Evidentemente no podrá llegar físicamente, pero por supuesto que estará en el pensamiento de todos los que componemos las Comisiones Obreras, gente como Rafa nos dan fuerza y nos hacen seguir luchando para avanzar y defender los valores sociales que tanto esfuerzo han costado conquistar, incluso la vida de algún compañero.

Por desgracia, poco ha cambiado en las condiciones de trabajo en el sector de conservación de carreteras desde el 31 de agosto de 2009. Los vigilantes de conservación siguen estando solos por la noche. Siguen expuestos a toda clase de riesgos y a las imprudencias de los conductores que utilizan diariamente nuestras carreteras. El pasado 14 de mayo otro trabajador de la empresa Imesapi de conservación de carreteras, Antonio Pacheco Astorga, sufrió un accidente laboral al ser atropellado cuando trabajaba en la N-340. Un vehículo que circulaba a gran velocidad lo aplastó contra la furgoneta que tenía aparcada y señalizada en el arcén de dicha carretera. Tras 12 días en coma, el accidente le provocó múltiples y gravísimas heridas que le han dejado graves secuelas físicas y anímicas.

Desde CCOO exigimos mayor control desde la Administración y compromiso por parte de los empresarios para garantizar la seguridad y salud al conjunto de los trabajadores del sector de conservación de carreteras.

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