CON permiso de Carlos Herrera, dueño del copyright. Una vez más el ingenio del periodista ha dado en la diana, el Don Pujolone, con música de fondo de El Padrino, es todo un hallazgo.

Don Pujolone iba de catalán intachable y con sentido de Estado, víctima de un "Madrid" que detestaba a Cataluña y tenía materialmente crujida a esa autonomía y a sus ciudadanos. Sin embargo, ha resultado ser un delincuente a pesar de su titulación de "Muy honorable": ha ocultado una auténtica fortuna durante 34 años en bancos extranjeros, fortuna por la que evidentemente no ha cotizado a Hacienda, y sale ahora con un comunicado plagado de mentiras en el que llega a decir que no ha encontrado la oportunidad en todo este tiempo de regularizar su situación. No engaña más que a quien quiere ser engañado: es evidente que sólo ha reconocido que él y su familia tenían sus dineros en bancos extranjeros cuando supo que el juez Ruz le pisaba los talones y encontraría sus cuentas en cuestión de días.

Siempre se dijo que la familia Pujol, con el patriarca a la cabeza, no era trigo limpio, pero los medios de comunicación catalanes no hicieron excesivo esfuerzo en averiguar qué ocurría en las alturas aunque bien que ponían el ojo en los dineros de dirigentes no nacidos en su región. Y que no era trigo limpio lo demuestra aquel indignado grito de Maragall en el Parlamento catalán cuando le espetó a Artur Mas que "el problema de CiU se llama tres por ciento". Luego retiró la acusación porque no le interesaba estar a malas con Mas, pero todo el mundo sabía de qué estaba hablando.

La confesión de Pujol, de Don Pujolone, acaba con la carrera política y los negocios de la Familia Pujol -alguno acabará en la cárcel pero no el patriarca, por su avanzada edad- pero deja noqueado a Artur Mas. Era consejero de Hacienda de Pujol cuando el entonces presidente hacía fechorías que engrosaban su cuenta corriente y, después, conseller en cap, jefe de su gobierno. Por otra parte, el apellido Pujol se había convertido en un símbolo del independentismo y de la consulta, de sus filas salió la idea del España nos roba y también salió la estrategia de la confrontación. Así y todo hay que reconocer que cuando era presidente de la Generalitat Pujol dio muestras de cierta altura de miras al apoyar determinadas propuestas del Gobierno español. Pero, eso sí, nunca nada fue gratis: cada apoyo tenía una contrapartida importante para Cataluña. Aquello, que más o menos se perdonaba porque se interpretaba como una muestra de patriotismo catalanista del Molt Honorable presidente.