Editorial

El Metro, un año y más sobresaltos

DE sobresalto en sobresalto, así es la historia del Metro de Málaga, que ayer vio como quedaba empañado el primer aniversario de la puesta en servicio del transporte con las dudas sobre los plazos futuros para completar su aproximación al centro de la capital. Ahora los problemas larvados entre el Ejecutivo autonómico y la empresa que acomete el tramo de los Callejones del Perchel, por el coste final de las obras, amenazan con retrasar aún más la fecha de finales de 2016 para su entrada en servicio. Resulta descorazonador los inconvenientes de todo tipo y la ineficaz gestión que desde el inicio ha mostrado la Junta en el desarrollo de esta infraestructura esencial. Con la inestimable ayuda en algunos casos del Ayuntamiento de Málaga, que desde el comienzo sólo ha estado ágil para colocar palos sobre la rodadura. No es de extrañar algunas confesiones públicas y otras privadas de responsables de los partidos de la mayoría del arco municipal, que se cuestionan a estas alturas de la utilidad de que la capital de la Costa del Sol cuente con un suburbano. Pero el hecho de que, si alguna vez concluye la incoativa, la inversión para ejecutarla se habrá aproximado a los 800 millones de euros, casi el doble de la prevista en su origen hace una década, debería convertir en asunto de Estado cualquier problema que concierna al futuro del suburbano malagueño. El dinero con que se pagan las facturas de este servicio sale de los fondos europeos y además del bolsillo de los andaluces y malagueños. Pero hasta ahora ha sido imposible evitar la continua pugna partidista y la sucesión de deslealtades institucionales entre administraciones, protagonizadas por PSOE y PP. Incluso ayer se llegó al extremo más pueril como es el de no invitar oficialmente al alcalde de Málaga y a la Corporación a la celebración del primer aniversario. La excusa oficial fue que el consejero de Fomento le había comunicado su presencia en una conversación telefónica a Francisco de la Torre. Así el evento se intentó convertir en un acto a mayor gloria del PSOE, con la portavoz municipal socialista como única representante oficial de la ciudad. El problema es que poca gloria se puede capitalizar si el resumen final son obstáculos y más obstáculos. Las cifras oficiales dicen que 4,95 millones de pasajeros se han subido a los vagones en estos últimos doce meses, 50.000 viajeros más de los inicialmente previstos. Usuarios que demuestran una elevado grado de satisfacción con el funcionamiento del transporte, pero que aún son muy pocos para que cale en la sociedad que el Metro ayudará a convertir a Málaga en una moderna ciudad del siglo XXI, a la altura de sus competidoras y que el enorme esfuerzo económico merece la pena. De sobresalto en sobresalto es imposible.

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