El cuentagotas

Eugenio Chicano

Querido aparcamiento

RECIENTEMENTE, la Fundación Unicaja, con motivo del 125 aniversario de su presencia, llevó mi exposición Visitación al bodegón clásico a las estupendas salas del Convento de Santo Domingo en Ronda. Días después de la inauguración, sin protocolos, volví. Ya en la ciudad decidí buscar aparcamiento cerca del convento, en la zona de Ronda la vieja. Cuál fue mi sorpresa al ir a parar al patio del colegio del Sagrado Corazón El Castillo, donde estuve interno, allá por la década de los 40. Pasé un buen rato esculcando por el vacío y desolado ámbito recordando amigos y situaciones. Al salir, reparé en la iglesia-capilla que estaba abierta, un templo con unos mediocres murales laterales que cuentan situaciones de la vida de Don Bosco hasta llegar al altar mayor. En su camarín reconocí la figura de María Auxiliadora -la misma talla de entonces- a la que tantas veces me rendí a sus plantas como único refugio seguro y confidencial de aquel muchacho de 12 años que, evidentemente sufría la soledad y la dureza de los internados de entonces, así como sus soluciones pedagógicas.

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