MIS sentimientos blanquiazules me impiden permanecer en silencio en estos momentos. El estado creado en el que se ha visto envuelto el equipo tras su partido en Córdoba deja patente la incultura deportiva y el egocentrismo de algunos.

Acusar de falta de actitud a una plantilla completa y señalarles como culpables cuando hasta la fecha su campaña es inmejorable es una falta de respeto muy grave. Nadie con un poco de sentido común va a perjudicarse haciendo mal su trabajo. De igual modo, nadie es perfecto y todos los equipos que consiguen un ascenso o un título liguero lo hacen dejándose por el camino algún punto. Esta postura de "si falla algo, estos son los culpables" es infame, y sólo podría tener algo de cordura si ésta respondiese a una mala cadena de resultados, circunstancia que no existe.

Al jugador hay que darle cariño, atenciones y calor deportivo. Más aún en las condiciones deportivas y económicas del Málaga. Ahora es cuando la sensatez aflora por su ausencia. Tenemos que entender que nuestro técnico y todo su plantel son los que tienen que devolvernos a Primera, y actualmente estamos en el camino correcto. Debemos brindarles nuestro apoyo porque son la imagen de nuestros deseos y sentimientos. En un año de convivencia hay sol y lluvia para todos, no siempre el buen clima existe, pero es precisamente en los momentos de tormenta cuando se cierran las ventanas y se limpia la casa, no hay que asomarse al balcón de La Rosaleda y gritar de manera equivocada unas acusaciones que hablan poco bien de su protagonista y su capacidad. Ése no es el camino.

Por y para siempre del Málaga, Pablo Guede.