La tribuna

antonio Ojeda / avilés

Sorpresas de la balanza fiscal

EL Ministerio de Hacienda acaba de publicar un estudio de las balanzas fiscales de las comunidades autónomas, difundido por Europa Press, en donde encontramos varias sorpresas de signo positivo en esta sorda lucha por el mantenimiento de la unidad del país y el prestigio de todas sus partes.

Con datos de 2012, la publicación, que lleva el anodino título de Sistema de Cuentas Públicas Territorializadas, hace una disección de los ingresos y gastos de las autonomías a tenor de los presupuestos públicos, tanto desde el punto de vista global de cada una, como per capita de sus ciudadanos. Siempre podremos discutir el método de elaboración de estas cuentas, pues hay varias fórmulas técnicas para hacerlas y ahí están las que viene difundiendo el Gobierno catalán. Las partidas que se suman y se restan pueden valorarse de manera distinta, e incluso algunas de ellas se pueden imputar con distinto signo simultáneamente, positivo y negativo, según la fórmula utilizada. Pero el análisis parece serio y fundamentado científicamente, en todo caso.

La primera sorpresa es que Cataluña no es la autonomía que más aporta al resto del país, o si se quiere, con el saldo negativo más elevado de su Producto Interior Bruto. El orden de comunidades pagadoras o aportantes o solidarias coloca al país catalán en un llamativo tercer puesto, de manera que la enumeración es la siguiente: Madrid (aportación del 9,57% de su PIB), Baleares (5,08%), Cataluña (3,57%) y Valencia (1,48%). Dos comentarios surgen a vuelapluma del elenco de comunidades pagadoras: una, que Madrid es la que aporta más a la solidaridad, pero su generosidad opera con dinero ajeno, si se nos permite la franqueza, porque en la capital del Estado tienen su sede las empresas e instituciones nacionales, desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas hasta Endesa o el Banco de España, pongamos por caso, así como sus cuerpos directivos y sus élites, gabinetes de estudio, centros de investigación, etc., de modo que una buena parte del gasto derivado de cada conjunto se concentra en Madrid, pero el dinero proviene de todo el Estado. Junto a este rasgo, hay otro asimismo significativo, cual es el de que sólo hay cuatro comunidades solidarias. Tan escaso número nos hace pensar que si los presupuestos de las instituciones y entidades con sede en Madrid se asignaran por el origen entre las diversas regiones, quizá aparecerían otras tantas autonomías con saldo negativo por aportación solidaria. Pero la reflexión más interesante surge desde una perspectiva menos teórica: ¿y el País Vasco? ¿Y Navarra?

La respuesta aparece en el elenco de Comunidades perceptoras, o con saldo positivo en el conjunto del Estado. De más perceptoras a menos, el ranking de autonomías es el siguiente: Ceuta y Melilla (24,5% de su PIB), Extremadura (15,6%), Canarias (8,58%), Asturias (8,4%), Galicia (7,21), Andalucía (6,02%), Castilla-La Mancha (6%), Castilla y León (5,42%), País Vasco (2,43%), Cantabria (2,19%), Navarra (2,09%), Aragón (1,54%), La Rioja (0,54%) y Murcia (0,36%).

De manera que País Vasco y Navarra se encuentran entre las regiones perceptoras de ayudas y subsidios para equilibrar sus cuentas, además de que lo pagado al Estado en razón del cupo fiscal es reconocidamente bajo por su congelación hace ya bastantes años.

Otra reflexión consiste en que Andalucía no es la máxima perceptora de solidaridad, pues se encuentra en el puesto número seis del elenco. Para los andaluces tal situación nos sume en la perplejidad, pues las puyas de catalanes, vascos y madrileños hacia el sur de las tertulias en los bares y los parados voluntarios ha calado tanto en nuestro imaginario que el complejo de inferioridad colectivo es abrumador.

El estudio acabado de aparecer va más allá de la comparación global entre autonomías, y entra también en las diferencias per capita. De nuevo aquí nos llevamos una agradable sorpresa, ahora de sentido exclusivamente autóctono, puesto que las ayudas que el conjunto del Estado concede a cada andaluz en promedio es aún menor que la calculada de forma global, probablemente a causa de la distinta población de las regiones. Entre las autonomías aportantes la diferencia observa el mismo orden acabado de ver. Respecto a los ciudadanos de las autonomías receptoras, ceutíes y melillenses perciben 4.300 euros, los extremeños 2.400, los asturianos 1.700, los canarios 1.640, los gallegos 1.400, los castellano leoneses 1.160, los castellano-manchegos 1.100, los andaluces 1.000, los vascos 700, los navarros 580, los aragoneses 380, los cántabros 460, los riojanos 130 y los murcianos 66. La conclusión es obvia: en el cómputo por cabeza, los andaluces se encuentran en octavo puesto, mientras que en cómputo regional la autonomía se encuentra en el sexto lugar. Y los vascos casi nos superan en subsidios.

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