HACE ahora casi cuatro años, la entonces secretaria provincial del PSOE, Marisa Bustinduy, llegó a barajar la opción de disolver el partido en Ronda. El enfrentamiento entre el ex alcalde Juan Fraile y el tándem integrado por la ex alcaldesa, Isabel Aguilera, y el secretario local, Francisco Cañestro, había desbordado todos los límites.

Bustinduy, entonces vicepresidenta de la Diputación como Fraile, disponía por tanto de información de primera mano de los acontecimientos en la Ciudad del Tajo. Pero durante meses intentó mantener una posición neutral en el conflicto. Aguilera era miembro de la ejecutiva regional del partido y Cañestro un dirigente con padrinos: Rafael Velasco y Francisco Conejo, los hoy números 2 y 4 del PSOE andaluz. Los tres curtidos en las guerras de las juventudes socialistas, la formación necesaria para luchar luego por el poder de verdad.

Así que Bustinduy evitó la traumática medida y encontró en la diputada Ana Fuentes la vía para poner un candidata para las municipales de 2007 ajena a las dos partes en conflicto. Con Miguel Ángel Heredia ya al frente del PSOE de Málaga, y con Conejo y Cañestro de ideólogos, se tomó la decisión de darle el carnet socialista al regidor andalucista Antonio Marín Lara. Las familias y uno más. Daba igual que fuese un tránsfuga. La operación debía asegurar la Alcaldía rondeña en 2011. A los cuatro meses, Fuentes huía del nuevo gobierno municipal y el regidor le tomaba cariño a su afición de mandar a un agente de la Policía Local en moto a comunicar las destituciones en su equipo cada vez que alguien se oponía a sus deseos. La última, la de Juan Fraile, hasta entonces delegado de Obras, que se ha marchado pero tras avisar por carta de que no es oro todo lo que reluce en la gestión municipal. ¿Cuál será ahora la apuesta para 2012? ¿Marín Lara o Cañestro? De escándalo en escándalo, el PSOE se halla en una encrucijada que hubiera evitado aquella oportuna decisión.