EL PUCHERO

Teresa Santos / Tsantos@malagahoy.es

El gran negocio de la alimentación

NOS llevan y nos traen. Nos traen y nos llevan, y nosotros lo más que hacemos es lamentarnos. Lo repetían ayer los agricultores y ganaderos de la COAG. No es posible que un kilo de tomates que han vendido aquí los productores a 45 céntimos le cueste 5 euros al consumidor en los mercados de Madrid. Las cuentas no salen. Alguien está haciendo el agosto a costa de las necesidades alimenticias del personal.

No se explica que a estas alturas, con más de 100.000 parados en la provincia, y donde la mitad de los asalariados no llegan ni a mileuristas -según el último informe sobre empleo de CCOO-, los productores y los consumidores no hayan decidido unir sus fuerzas para hacer reaccionar de una vez por todas a una Administración central que parece haberse rendido frente al poder fáctico de las grandes cadenas de distribución. Cadenas que controlan el 70 por ciento de las ventas y, por tanto, deciden sin más los precios que pagan a agricultores y ganaderos por sus productos y también los de la cesta de la compra para los esquilmados bolsillos de los consumidores.

No me explico por qué estoy condenada a poner en mi ensalada tomates de Almería, teniendo aquí los exquisitos productos de la Axarquía y del valle del Guadalhorce. No sé por qué tengo que pagar a dos euros veinte las judías verdes de Marruecos, para luego encontrar de casualidad en un mercado del madrileño barrio de Vallecas judías verdes de Málaga a casi tres euros. Acabaron los tiempos en los que las hortalizas del valle del Guadalhorce abastecían a Málaga. Ahora esos productos hay que buscarlos en mercados de Francia y Alemania.

Tampoco entiendo muy bien por qué teniendo Málaga excelencia en caprino tiene que ser Cataluña quien compre aquí en nuestra provincia el producto, para luego envasarlo allí y volvérnoslo a vender a nosotros con precios que en nada se parecerían si nos hubiéramos evitado el viaje de ida y vuelta.

Que los ganaderos de Málaga expresen que tienen unas pérdidas de 47 millones de euros en ovino, caprino y porcino y que no encuentren suficiente sensibilidad en los poderes políticos es para preocuparse. Ellos aseguran que la Administración andaluza les apoya, pero al parecer el camino de las ayudas se corta en Madrid, que ya saben, está solo a dos horas y media de aquí en AVE.

Parece que sólo cabe plantearse una alianza entre consumidores y productores para evitar los abusos de la gran distribución. Ya se está haciendo venta directa en muchos lugares de España. Aquí, de momento, el proyecto pionero está siendo el mercado ecológico de Coín que coloca sus tenderetes de venta directa el tercer sábado de cada mes.

Es necesario que el consumidor despierte de una vez por todas de la letanía de la queja improductiva después de cada visita a un gran centro comercial. Sólo si el consumidor decide defender sus intereses llegará el momento en el que al agricultor le compensará emplear un día de la semana en la venta directa de sus productos. Productores y consumidores saldrían ganando.

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