letra pequeña

Javier Navas

Un lavadito de cara

TANTO hablar de la limpieza en la campaña electoral nos ha distraído de otras clases de limpieza. El Tribunal de la Unión Europea ha condenado a España porque 38 núcleos de población tienen el sistema de depuración de aguas hecho un asquito. Cinco son malagueños: Arroyo de la Miel, Arroyo de la Víbora (Marbella) y Estepona funcionan a trancas y barrancas. En Alhaurín el Grande, Coín, Nerja y Torrox el agua cae al mar tan virginal como llegó a las letrinas.

En descargo de algunas depuradoras hay que decir que todavía les falta rodaje. Las de Marbella y Estepona las están ampliando; la planta de Torrox aún tiene el cintajo colgando, la inauguraron hace nada más que un par de meses y es natural que un poco de pringue se le escape de entre las rejillas (si es que las instalaciones se parecen a un desagüe de fregadero a lo grande). Las otras depuradoras… Bueno, es presumible que funcionarán bien una vez empiecen a funcionar. Porque de momento no tienen ni primera piedra hincada en el suelo. Aunque cuesta creer que a los políticos con mando en plaza se les pase por alto inaugurar algo "inaugurable"; y eso que lo tienen fácil: los primeros días los complejos no exhalarán mucha peste, al menos no tanta como ciertos ayuntamientos.

La ley vulnerada y que la Unión Europea quiere vindicar obligaba a los centros de población con más de 15.000 habitantes a tramitar su agua mugrienta ¡antes de 2001! Llevamos diez años insultando al mar, por decirlo como Borges. Desde la primera sanción imponible ha pasado una década más bien poco prodigiosa, y en algunos pueblos de Málaga ni se han enterado. El último aviso a España para que espabilara fue en 2008. Luego nos irritará que en Europa identifiquen a los españoles como adictos a la siesta… El Ministerio de Medio Ambiente se defiende: "realizará los esfuerzos necesarios". Suena algo así, tan hilarante de puro sobado, como "tomaremos las medidas oportunas". O sea, nada. De aquí a diez años igual Rajoy ha llegado a presidente de Gobierno, cosas más raras se han visto. Pues para entonces la nueva multa puede ser terrorífica.

Marbella, Estepona, Torrox… Fuera de las sanciones europeas, la salud de los vecinos o la vergüenza torera, lo de defecar alegremente en el Mediterráneo es ruinoso. Hablamos de municipios turísticos subordinados a la playa. Ningún turista quiere flotar en el agua sin esfuerzo de pura concentración de aceite ni regresar a la orilla con una compresa enroscada en la oreja. Al verano se le ven las lupinas orejas y difícilmente se enmendará el desastre para la campaña vacacional. En Nerja y en los otros pueblos este será un nuevo "verano marrón". Y no pasarán diez años hasta que nos vuelvan a sacar los colores.

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