EL ZOCO

Juan López Cohard

El peso de la ley

ES costumbre en nuestro país creer que tanto mejor es un gobierno cuanto más leyes consiga aprobar en su legislatura. Por ello para juzgar la bondad de nuestros gobernantes deberíamos acudir al pesómetro legislativo, estos es, a los kilos que pesan las páginas que publican las leyes en los correspondientes boletines. Cuando algo no funciona la costumbre suele ser hacer una nueva ley, normalmente más extensa, compleja y farragosa que la existente, sin analizar que, posiblemente, las cosas no han funcionado porque la existente nunca se cumplió. Y, de esta forma, nuestra legislación cada vez es más difícil de interpretar y aplicar, especialmente para los funcionarios encargados de hacer que se cumpla.

Le pedía Chaves, hace unos días, a los recientemente electos diputados que fuesen ágiles pariendo leyes. Más bien debería pedirles que pariesen leyes ágiles para que la administración funcionase con la rapidez que demanda la sociedad actual. Una ley que no sea útil sirve de bien poco, ya lo decía Cicerón: "Mensura iuris est utilitas", o sea, "la medida del derecho es la utilidad", y la utilidad, por lo general, viene de la mano de la brevedad y la claridad.

Otro de los vicios a que nos tienen acostumbrados nuestros sucesivos gobiernos es al de crear nuevos departamentos, consejerías, ministerios, etc., creyendo que en ello está la solución de los problemas, ya lo dijo la vicepresidenta Fernández de la Vega al comienzo de la pasada legislatura: "Solucionar el problema de la vivienda es crear un ministerio", cuando la realidad ha demostrado sobradamente que cuanto más crece la administración más difícil se hace, y más tiempo se tarda, en obtener los resultados deseados. También Chaves, para esta legislatura, pretende crear una Consejería de Vivienda como si ahí estuviese la clave del problema existente en esta materia. Tenga por seguro nuestro presidente que otra firma en el mismo papel no hará sino retrasar más los, ya exageradamente dilatados, plazos para poner un ladrillo de las viviendas necesarias para cumplir el mandato constitucional del derecho a la vivienda.

Lo peor es que leyes farragosas y administración compleja inciden de forma determinante en la economía. He conocido casos de inversores, alemanes concretamente, que han salido huyendo al conocer los plazos necesarios para poner en marcha sus proyectos en Andalucía. En siglo y medio, nuestra administración pública sólo ha cambiado el famoso "vuelva usted mañana" que denunciaba Larra, en su artículo así titulado, por un "traiga usted un informe" que nos piden en cada negociado local o autonómico. Y, para colmo, no nos queda ni el consuelo de poder recurrir a la Justicia, ya que si la administración anda a paso de tortuga aquella lo hace a paso de caracol.

Estamos ante una nueva legislatura. No perdamos las esperanzas de que nuestros representantes cambien tortugas y caracoles por liebres y gacelas. Con suerte igual le hacen caso a Cicerón que era un tío muy sabio.

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