Todo es relativo

ÁNGEL RECIO

sí se puede

LAS empresas malagueñas exportaron el año pasado productos y servicios por valor de 1.626 millones de euros, lo que supuso un récord histórico y un incremento del 52% respecto a 2008. Dicho de otra forma, las firmas locales han conseguido colocar en el extranjero 500 millones de euros más desde el inicio de la crisis. Uno detrás de otro. Para los que aún piensen en pesetas (hay muchos, yo incluido, pese a que ya llevamos más de una década con el euro) son más de 83.000 millones de pesetas que antes no se obtenían y que ahora se consiguen del exterior.

Dicen que las crisis agudizan el ingenio y es verdad. Cuando flaquea el bolsillo hay que buscarse la vida como sea para sobrevivir. Hay personas que lo intentan y hasta lo consiguen y otras que se ahogan en sus propios lamentos e inacción, esperando que el Papá Estado le resuelva sus problemas, muchos de los cuales no proceden de la propia crisis económica sino de una pésima gestión empresarial, movida por la falta de profesionalidad o la codicia.

Valga este artículo para aplaudir y reconocer la labor de todos esos empresarios, con sus plantillas detrás, que se han puesto las pilas; se han dado cuenta de que el mundo no termina en Despeñaperros y ni siquiera en los Pirineos; han superado los miedos y esa falsa creencia de que los demás, sobre todo si son extranjeros, siempre lo hacen mejor que uno; han aprendido idiomas; se han puesto al día en la legislación internacional; han buscado las opciones más competitivas en logística; o han tenido la virtud y humildad de aliarse con empresas de otros países pese al inicial desconocimiento personal y las diferencias culturales o lingüísticas.

Así se hace empresa, se tejen redes de contactos, se genera empleo y, en definitiva, se produce dinero y riqueza. Málaga tiene la enorme fortuna de poseer uno de los mejores climas del mundo y eso es lo que nos da de comer. Cada año vienen millones de turistas y lo van a seguir haciendo porque el sol y la playa no parece que vayan a desaparecer, al menos, a medio plazo. El turismo representa la gran parte del PIB y eso es como ganar el Euromillones todos los años. Lo cómodo sería quedarse ahí, como se ha venido haciendo todos estos años. El hotel, el restaurante, el comercio, el bar de copas... y a esperar a que llegue gente.

Pero se puede ir más allá. Si Málaga suma a los ingresos por turismo el dinero producido por un amplio volumen de empresas exportadoras, sería un referente en Europa y, desde luego, no tendría un 30% de paro. Hay que mejorar la formación y, sobre todo, cambiar la mentalidad. No pensar solo en lo pequeño y local, sino a escala mundial. Mimbres hay. Solo queda ponerse a trabajar.

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