El rebalaje

laura / teruel

Aquí no (sólo) hay playa

MÁLAGA no es sólo la capital de la Costa del Sol, es la provincia de la Sierra de las Nieves. Con los calores estivales se pavonea por su oferta playera que, al menos en kilómetros de litoral, tiene pocos competidores en la península. Y se olvida de que la belleza -también- está en el interior. Se puede comenzar por el impresionante paraje del Torcal de Antequera -donde el agua y el viento cincelaron caprichosamente la piedra-, y continuar por la ascensión a La Maroma desde Alcaucín - en cuya falda Málaga y Granada se dan la mano-, pasando por las refrescantes rutas del Río Chíllar en Nerja o por el parque de los Alcornocales. También se puede seguir el rumbo de la Gran Senda de Málaga, que traza un extenso itinerario senderista por todas las comarcas, y detenerse en esa sublime comunión entre la roca, el río y la madera que se da Caminito del Rey; esto último es de lo mejor que hizo la Diputación en su pasado mandato.

Estos paisajes los conocen bien los -cada vez más- locos por los maratones alpinos o los solidarios senderistas de La Rutita de los Domingos. Antes que ellos, caminantes solitarios, amigos de la naturaleza y grupos scouts llevaban décadas recorriendo la orografía malagueña y esforzándose por conservar y divulgar los rincones que atesora la provincia lejos de la costa. Pero todos ellos, como la Cenicienta, cuando caía la noche tenían que regresar a casa porque en estos parajes está prohibido acampar ¡Con lo bien que se ven las estrellas desde el pinsapar de Yunquera!

En invierno, la Consejería de Medio Ambiente abre tres zonas para acampar pero, desde primavera, dado el riesgo de incendios, no se ofrece ni un solo espacio para pernoctar al aire libre. Vaya por delante que la seguridad de los campistas y la conservación de la naturaleza deben extremarse en épocas de riesgo, pero no se entiende que, frente a Jaén o Córdoba -donde el Instituto Andaluz de la Juventud ofrece una decena de sitios para este tipo de actividad- aquí, desde hace una década, haya habido un desinterés total por habilitar un solo espacio para realizar los demandados campamentos estivales. Han tenido años para dotarlas de vías de evacuación e infraestructuras. Como decía el hit ochentero, aquí sí hay playa pero queda claro que hay poca voluntad para que haya montaña. Vaya, vaya.

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