Al final, los días de reflexión de Sánchez terminaron con su continuidad y con un punto y aparte. La continuidad terminó con las dudas sobre si lo personal afectaría a la responsabilidad política, y señaló incluso que está dispuesto a seguir lo que queda de legislatura, e incluso una más.

Seguir no sólo amplía la leyenda de este político audaz, que esta vez vuelve sin haberse ido, pero que sumió a la sociedad española en una espera atenta; sobre todo, resuelve el problema a un PSOE ignorante de todo y poco preparado para una sucesión, así como la continuidad del gobierno de coalición con sus socios.

Permanecer significa poder apoyar los pactos del PSE con el PNV para participar en la gobernabilidad del País Vasco, tomar parte decididamente en la campaña electoral catalana y en las elecciones europeas, es decir, significa enfrentarse mejor al ciclo electoral que estamos viviendo.

Proseguir también es ser consciente y estar mejor preparado para una oposición durísima que, en algún momento, pensó que Sánchez podía dimitir y que estaba más cercana la posibilidad de un gobierno del PP. Para muestra, un botón. Fíjense en las perlas pronunciadas por el alcalde de Madrid, el 2 de mayo, día de la Comunidad de Madrid: ‘El punto y aparte consiste en la persecución de todo aquel que no comparte el rumbo de una España, la de Pedro Sánchez, que única y exclusivamente obedece al culto a la personalidad, al populismo y a la persecución y al hostigamiento de todos aquellos, especialmente jueces y medios de comunicación, que no siguen al dictado la doctrina del sanchismo que mana desde el Palacio de la Moncloa” “Desde Madrid, ni nos resignamos, ni nos rendimos, ni pedimos perdón, ni nos callamos”, continúa. “Frente al señor bulo, que es Pedro Sánchez (…), le vamos a decir a los madrileños que con nosotros no cuente para su proyecto de división, de odio, de confrontación, de crispación, de fango y de barro. Que no cuente ni con Madrid ni con los madrileños”.

Sea como sea, la gobernabilidad seguirá siendo muy difícil porque el gobierno de Sánchez está rodeado por las comisiones de investigación, por los resultados del ciclo electoral que termina con las europeas y, en particular, por el resultado del PSC en Cataluña, además del desarrollo de la amnistía y la renovación del poder judicial.

Sin embargo, Sánchez ha planteado un punto y aparte, una nueva etapa en la que quiere abordar, precisamente, dos temas: por un lado, la renovación del poder judicial y, por otra, el envilecimiento de la conversación pública que se deriva de ciertos medios que difunden bulos. No ha definido las propuestas, pero sí ha señalado un nuevo camino para definir una legislatura poco definida: la regeneración democrática. La vieja promesa incumplida de nueva política adaptada a los tiempos que corren. No son problemas fáciles, pero es evidente, que implican que Sánchez ha tomado la iniciativa política nuevamente. Veremos.

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