La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Marianne pone nacimiento

Más papistas que el Papa, los laicistas españoles discrepan de la decisión francesa

Uno de diciembre. Como todos los años el ameno debate nacional se está enriqueciendo con la cuestión de los nacimientos que tantos gozos -aún mayores y más intensos que a los belenistas- procura a los defensores de las esencias progresistas. Rompe fuego el mensaje de un colegio de Elche: "Se aproxima la Navidad y necesitamos que cada niñ@ traiga un adorno al aula, por favor que no sea grande (árbol de Navidad) ni con motivos religiosos (belén)". Tras él irán llegando noticias sobre calles con adornos depurados de símbolos religiosos, protestas provocadas por la instalación de nacimientos en ayuntamientos, cabalgatas laicas con reinas magas y otras sandeces. El problema es que la Navidad celebra el nacimiento de Cristo, por lo que eliminar toda referencia religiosa conduce a esa bufonada y falsificación que es la Navidad laica. Prohíbanla, como hizo el difunto Fidel, o pregúntense por qué puñetas hay adornos en las calles y vacaciones el día 25.

Mientras estas cosas tan entretenidas pasan en España, en la muy laicista y republicana Francia el Consejo de Estado, tras años de altercados tan tontos como los españoles, ha resuelto que la instalación de nacimientos en edificios públicos no viola la ley de laicidad del Estado de 1905. Eso sí, se autoriza únicamente "si la iniciativa presenta un carácter cultural, artístico o festivo". Cómo se les succione al Niño, la Virgen y San José su carácter religioso es un misterio que mi torpe mente no logra descifrar.

Más papistas que el Papa -perdón: más republicanos que los franceses- los laicistas españoles discrepan de la decisión francesa… ¡en nombre de Francia! En la instructiva página web Laicismo.org se puede leer: "Algunos quieren abrazarse a la cultura y la tradición para que la simbología católica siga invadiendo el espacio público… La sociedad, el pueblo puede tener tradiciones X o Y pero el Estado solo puede ostentar una simbología universal, civilizatoria y no basada en las creencias particulares. La República es Marianne: libertad, igualdad y fraternidad, y no Jesús, la Virgen y el Niño". Pues mira por donde, este año Marianne pone Nacimiento. Además uno se pregunta si la Adoración de los pastores de Murillo o la Cantata de Navidad de Bach no son símbolos universales y civilizatorios "aunque" estén basados en creencias que, dada su bimilenaria universalidad, no deben ser tan "particulares".

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