Lento pero seguro

No sólo se está modificando el modelo de edificación, sino que es perfectamente observable un importante cambio en la calidad de los negocios, empresas e industrias que surgen a su alrededor

HOY la ciudad de Málaga vive un crecimiento en altura que va definiendo el nuevo perfil de la ciudad. Los rascacielos, que ya son visibles en las zonas de la Princesa, Martiricos y Sacaba, muestran un nuevo concepto de ciudad más vertical y portentosa, que plantea nuevos e interesantes retos. Y el propio desarrollo de sus zonas limítrofes muestra como la ciudad se enfrenta a este nuevo paradigma urbanístico.

Es evidente que a todos nos sorprende la grandeza de estas edificaciones. Precisamente es esa su naturaleza, no han nacido para ser escondidas ni integradas sino para resaltar y ser vistas desde cualquier lugar. Pero también observamos como a su alrededor se planifican grandes parques y paseos, junto con extensiones deportivas y recreativas, como nunca antes se había hecho. Es el reto de cambiar la ocupación de unos pocos habitantes, en un limitado número de casas de baja altura y jardines privados comunicadas por intrincadas callejuelas, por mayores cantidades de población rodeada de grandes avenidas y zonas verdes destinadas a toda la ciudadanía.

Pero no sólo se está modificando el modelo de edificación, sino que es perfectamente observable un importante cambio en la calidad de los negocios, empresas e industrias que surgen a su alrededor. La propia diversificación dentro de estos edificios con plantas comerciales, zonas residenciales e infraestructuras hoteleras provocan una menor movilidad exterior y un mayor número de interrelaciones entre sus ocupantes. Para aquellos ciudadanos que prefieren la soledad y la vida aislada, esto supone un choque frontal contra su propia naturaleza. Pero basta con viajar un poco para intuir que algún día este paso hacia la gran ciudad iba a llegar. Y hoy lo tenemos ante nuestros ojos.

El próximo hito, la torre del Puerto, será simplemente un paso más en esta evolución lógica y tardía. Porque a Málaga se le ha estado constriñendo su desarrollo mientras en lugares como Sevilla, con la Torre Peli, o Valencia, con su hotel Hilton, surcaban los cielos sin presión alguna. Hoy son las nuevas tecnologías las que están atrayendo hacia la capital costasoleña a un tipo de trabajadores y empresarios cuyos referentes internacionales coinciden más con las ciudades verticales y sostenibles que con las horizontales y colmatadas. Y ahora nos toca convivir en esta ciudad, siempre antigua y moderna, pero también ilusionante y encantadora.

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