Postales desde el filo

Reproches de rigor

Ni el más poderoso Estado es autosuficiente para combatir esa modalidad líquida del mal radical que es el yihadismo

Atacaba en un reciente artículo Fernando Savater a quienes no pueden hacer una crítica al independentismo catalán sin formular previamente los reproches de rigor al gobierno o al PP. Me temo que sea precisamente lo que voy hacer. Creo que hay cosas que, en momentos tan dolorosos como los que volvemos a vivir, conviene recordar. Espero que la manifestación de hoy en Barcelona sirva para desmentirlo, pero lo cierto es que los terribles atentados yihadistas sufridos en España han traído además de la sangre y el dolor, de forma indirecta, un efecto devastador sobre nuestra convivencia. Tras el 11M la unidad duró las horas que el Gobierno tardó en administrar la información sobre el atentado según sus inmediatos intereses políticos y electorales. Después llegó la indignación ciudadana, las movilizaciones en la jornada de reflexión y unas elecciones cuyo resultado intentaron deslegitimar desde el primer momento. Pero lo peor estaba por llegar: desde el propio PP y medios afines se pusieron en circulación teorías conspirativas que pretendían mantener la autoría etarra, negando verosimilitud a las investigaciones policiales. Tras tres años de fake news, tergiversación de hechos, pruebas y declaraciones, tampoco aceptaron la verdad judicial. Se difundió, durante toda la legislatura, la idea de una conspiración golpista que señalaba al PSOE entre los autores intelectuales del terrible atentado. Fue el momento de mayor división y crispación de la sociedad española desde la instauración de la democracia. División que llegó a las propias asociaciones de víctimas y que ha seguido presente en los homenajes que anualmente se les ha tributado.

Incapaces de aprender en cabeza propia, no parece que el dolor por los brutales asesinatos de Cataluña vaya a traer momentos mejores. Si lo que ocurrió tras el 11M merece todo reproche moral, el uso político que el gobierno de la Generalitat ha hecho del atentado no es menos deplorable. Han aprovechado los éxitos (siempre relativos en estos asuntos) de los Mossos, como la prueba del nueve de la autosuficiencia de Cataluña como Estado independiente. Mal asunto. Ni el más poderoso Estado del mundo es autosuficiente para combatir esa modalidad líquida del mal radical que es el yihadismo. Además de éticamente indecente, resulta absurdo sacar músculo independentista justamente ante una de esas amenazas globales que más ponen de manifiesto la obsolescencia del Estado nación.

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