La manera en que Kostas Vasileiadis paró el partido ante el Gran Canaria con gestos ostensibles de dolor y se tiró en una banda del Carpena denotaba que aquello no tenía buena pinta. Alguna vez Joan Plaza se ha referido al entrenamiento invisible. Para jugar en Atenas, el Unicaja partió un día a las 5:45 horas de la mañana del Carpena y regresó dos después tras un partido sin apenas dormir saliendo del hotel a las 4:15 horas. En las lesiones musculares cuenta la fatiga. Y los madrugones no ayudan a ese entrenamiento invisible.

La primera ecografía tras el partido ya dejaba ver que había algo raro y ayer por la mañana se confirmaron los peores augurios. El griego fue sometido a una resonancia magnética en el Quirón para determinar el alcance de la lesión, que ya vaticinaba Plaza tras el partido como "algo grave".

Los resultados han determinado que Vasileiadis sufre una rotura de segundo grado del sóleo de la pierna derecha. El periodo estimado de baja se cifra entre 4 y 6 semanas. Es la segunda lesión muscular del tirador heleno en esta temporada. Ya se rompió en Tel Aviv a mediados de diciembre, justo cuando mejor estaba. Tras el periodo de convalecencia de dos semanas, le costó coger el ritmo competitivo del que ahora sí disponía. Pero su sóleo dijo basta.

Con la perspectiva del calendario, Vasileiadis difícilmente jugará en marzo y reaparecerá ya el mes que viene, para el tramo final de la temporada regular (el último partido del Top 16 es el 9 de abril). Justo para pelear por ese primer puesto y para ofrecer la mejor versión, que no se ha podido contemplar con continuidad, en los playoff por el título.