Un mapa localizará los puntos más calientes del vandalismo en la capital malagueña para facilitar a la Policía Local la prevención y actuación contra este tipo de actos, que cada año ocasiona cuantiosos destrozos en el mobiliario urbano y un importante desembolso a las arcas municipales. El área de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Málaga trabaja desde hace dos meses en el desarrollo de una herramienta informática capaz de georeferenciar los datos digitalizados sobre la delincuencia en la ciudad. Es una iniciativa pionera, que según afirmó a este periódico el concejal de Seguridad Ciudadana, Julio Andrade, que está llevando a cabo el Centro Municipal de Emergencias y que pretende disponer "de forma visible" en qué sitios, con qué frecuencia y qué tipo de actos vandálicos se dan con más frecuencia en la capital.

Toda esta información, de la que actualmente se dispone en ficheros informáticos sobre las actuaciones llevadas a cabo por la Policía Local y el Cuerpo de Bomberos, resulta "más fácil de utilizar", explicó el edil, "si se plasma sobre un mapa en el que se pueda ver de forma clara los puntos más conflictivos y los más activos del vandalismo".

No hay plazos concretos sobre cuándo podría estar esta nueva herramienta a disposición del área de Seguridad Ciudadana, pero el concejal señaló que cuando esté lista se utilizará para establecer pautas de comportamiento de los autores de este tipo de actos y "así poder anticiparnos y prevenir que lo hagan cuando sea posible". Los actos vandálicos no son un fenómeno reducido a una zona específica de la ciudad. Pintadas, roturas de papeleras, quema de contenedores o destrozos en el mobiliario urbano en general se producen con demasiada frecuencia en numerosos barrios. La zona del centro histórico, por la gran afluencia de gente que recibe, suele ser uno de los puntos de mayor actividad delictiva en Málaga, especialmente durante los fines de semana.

Sin embargo, la entrada en vigor de la ordenanza municipal de Convivencia Ciudadana a principios de 2011 ha hecho disminuir en parte algunos de los actos vandálicos más habituales, como la quema o destrozo de los contenedores y papeleras ubicados en la vía pública. Así, por ejemplo, mientras el Ayuntamiento de la capital se gastó unos 208.000 euros en 2010 para la reposición de los recipientes dañados, mientras que el año pasado ese gastó disminuyó hasta los 130.000 euros.

Fuentes municipales consultados coincidieron en que este tipo de actos vandálicos está disminuyendo con respecto a años anteriores. Pero aún así, el Cuerpo de Bomberos registró una media de 28 incendios de contenedores al mes durante los primeros seis meses del año pasado.

Casi la mitad de alrededor de 10.000 sanciones puestas el año pasado al amparo de esta norma fue por el consumo de alcohol en la calle. El ejercicio de la prostitución, la colocación de carteles en lugares no permitidos, orinar en la vía pública, arrojar basura fuera de los contenedores, y realizar grafitis, pintadas o inscripciones en paredes o muros fueron algunas de las más habituales. La ordenanza prevé que la sanción pueda cumplirse con la asistencia voluntaria a charlas y la realización de trabajos en beneficio de la comunidad. Durante el primer año de vigencia de la norma municipal, unos 400 jóvenes de entre 14 y 29 años decidieron permutar las multas por programas de formación o tareas comunitarias.