Málaga

La pequeña Larios que aún resiste

  • La farmacia Mata, el puesto de revistas de Antonio Ferrer y la heladería Casa Mira son los últimos negocios familiares que sobreviven ante el avance de las multinacionales y las franquicias

Desde las más variopintas tabernas y cafés o antiguas boticas hasta alguna que otra sombrerería o barbería podíamos encontrar en la calle Larios de principios del siglo XX. Ahora, poco más de cien años después, Larios sigue siendo una zona eminentemente comercial, eso sí, hoy las sastrerías han sido sustituidas por grandes tiendas de ropa y las tabernas por franquicias comerciales. Ya poco queda de todo aquello. De hecho, sólo tres negocios familiares sobreviven al paso de los años. Es el caso de la conocida heladería Casa Mira, que después de seis décadas sigue funcionando. El secreto, "mantener las fórmulas de nuestros tatarabuelos y ofrecer calidad", explicaba su propietario, Prudente Dimas.

La fisonomía de la calle ha ido cambiando al igual que también lo han hecho sus gentes. Ya apenas hay residentes porque las oficinas y despachos de médicos, abogados y notarios se han ido instalando allí. Casi no quedan vecinos y los que están permanecen gracias a la renta antigua. "Ya no queda nadie, ayer pasó la marquesa de Paul por aquí. Por aquel entonces, la calle Larios era suya y la otra mitad de los Quesada", relataba Arturo Ferrer, el dueño de la entrañable tienda de revistas del portal número 8. Una de las pocas porterías que sigue albergando un establecimiento en su interior, sin contar con la galería de escaparates que hay en el número 4 o la administración de lotería en el primer edificio de la calle.

Los locales contiguos al quiosco de Arturo tienen también mucho de historia. A la derecha está la farmacia Mata, que fue fundada en 1895 por la familia Pérez de Guzmán. "Se trataba de una lujosa botica con estanterías de palo santo y tarros de cerámica, con un mostrador tallado en piedra de mármol", así lo describía Rafael Bejarano, archivero municipal, en su libro Las calles de Málaga: de su historia y su ambiente.

A la izquierda el Cosmopolita Bar, que después de 60 años en pie echa el cierre definitivo. Su propietario, Fernando Megías, como tantos otros, abandona el negocio por jubilación. Se acabaron aquí los debates, las reuniones en la terraza del establecimiento y las conversaciones con el café por delante.

Muchos de los comercios que estuvieron con anterioridad siguen estando presentes, bien sea por el recuerdo de unos cuantos, como los almacenes Rueda, o por los carteles de otros que siguen colgados en las fachadas de sus antiguos negocios como ocurre ahora con Cosmopolita Bar.

Calle Larios cada cual la ve a su manera y cambia no sólo con los años sino también con los días. "Hay diferentes formas de verla, es diferente al amanecer, con el bullicio de gente a medio día, o por la noche", señala la directora del Archivo Municipal, Mari Pepa Lara.

Al caer la noche, no obstante, los comercios cierran, pero la calle sigue moviéndose y atrayendo gente. Después de todo, la vida tiene que continuar.

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