LUCÍA LAGUNES. PERIODISTA

"El negocio ha secuestrado la función social del periodismo"

  • Lucía Lagunes, directora de Comunicación e Información de la Mujer, recoge hoy el premio Libertad de Prensa de la cátedra Unesco de la UMA.

Diez horas de vuelo desde México a Madrid, más la conexión hasta la Costa del Sol y una inexplicable espera en el hotel Málaga Palacio hasta conseguir habitación no consiguen restar un ápice de esencia y lucidez a Lucía Lagunes, periodista mexicana de esa raza excepcional que santifica el compromiso social de la profesión. Feminista, luchadora y propietaria de una palabra hecha para derribar muros. Es directora de Comunicación e Información de la Mujer, desde la que ha dado voz a las mujeres y ha colocado en la agenda de los medios asuntos como el feminicidio en Ciudad Juárez. La cátedra Unesco de la Facultad de Periodismo le ha concedido el premio Libertad de Prensa.

-¿Un diagnóstico del periodismo actual?

-Tiene pendiente llegar a la cita histórica porque que ha dejado de mirar los temas fundamentales, ha dejado de colocar el acento en la discriminación y la desigualdad y debemos hacer un periodismo que fomente el diálogo, construya puentes de entendimiento. Te hablo conociendo más el periodismo mexicano y de América Latina que me parece que se ha quedado en la sombra del poder, siguiendo una agenda que no es la de la sociedad.

-Pero nunca hubo más medios, más canales, más tecnología y más cacharritos.

-Sí, pero seguimos contando las mismas historias. Necesitamos abonarnos a la construcción de la igualdad en las sociedades.

-¿Será entonces un arma con futuro?

-El periodismo tiene un compromiso social que creo que en algunos casos se ha tergiversado.

-¿El negocio ha secuestrado el periodismo?

-Ha secuestrado su función social. Hay que seguir abriendo espacios, pero es necesario que la sociedad nos acompañe y exija a las empresas que haya investigación y autonomía.

-¿Pierde entonces crédito social?

-En el caso de México los medios no gozan de buena salud en términos de credibilidad, claro que para muchas empresas esto no es tan importante, porque lo que realmente les importa son los grandes convenios de publicidad. Como negocio funcionan porque se han vuelto eco del poder, pero eso no le hace bien a la sociedad.

-¿Falta liderazgo?

-Líderes hay. En México Carmen Aristegui es una referencia, un ejemplo de buen periodismo y no tiene un espacio. Está fuera de la radio siendo su noticiero el que tenía mayor rating y mayor credibilidad. Los excesos del poder autoritario coludido con una trampa empresarial la sacaron del aire haciendo que pareciera un problema entre particulares pero el fondo es que no gustaba que pusiera el acento en lo que se quería ocultar.

-¿Cuál es la situación de las mujeres en la profesión?

-Somos muchas pero no somos las que dirigimos los medios. Cuesta muchísimo llegar a puestos de dirección. Sigue pesando sobre nosotras el doble rasero porque debemos probar que somos muy buenas periodistas y nos sigue quedando la exigencia de cumplir este rol social que se nos ha colocado de la maternidad y el cuidado de los demás.

-En México con el añadido de la inseguridad y la violencia.

-Es, según Naciones Unidas, uno de los cinco países más peligrosos para ejercer el periodismo. Desde 2000 vivimos en una grave situación de derechos humanos, en atentado permanente hacia la libertad de prensa y de expresión. La violencia machista se ha convertido en un instrumento para coartar el desarrollo de las mujeres periodistas. Hasta el primer semestre de este año 280 mujeres han sido agredidas por su trabajo periodístico, amenazadas, intimidades y, por desgracia, también asesinadas. Está el caso de Regina Martínez, corresponsal de Progreso en Veracruz, asesinada. Como muchas otras mujeres se utilizó el sexismo para deslegitimar su trabajo y colocar su asesinato en el terreno de lo privado, del morbo, del rumor y poner en duda su integridad... A las mujeres periodistas en México lo fácil es desacreditarlas...

-Destruir su perfil profesional, atacando lo privado.

-Preguntabas antes por las redes... En México la vía más rápida para generar una campaña en contra es tacharte de lesbiana, de fácil, de calificativos de una gran violencia verbal, machismo dirigido contra tu labor periodística. Cuando la información no le gusta al poder las redes amplían esa violencia machista. Eso es muy fuerte porque la amenaza queda para las demás mujeres periodistas.

-¿Ocurre solo en México?

-No. El informe del año pasado de Reporteros sin Fronteras se focalizó en el asesinato de periodistas en el mundo. Las mujeres representamos el 10% más o menos de los asesinatos y el 90% de los secuestros. Reporteros sin Fronteras no dice qué pasa con ellas, o qué ocurre después del secuestro, pero nos habla de que algo está ocurriendo, que estamos siendo atacadas por la labor que realizamos.

-¿Profesionalmente se siente segura y respaldada?

-Hay momentos en los que uno puede temer. En dos ocasiones nuestras oficinas han sido allanadas y nunca ha habido una investigación seria, no hemos sabido quiénes fueron ni qué buscaban, y el gran tema es que las víctimas, en México, nos volvemos responsables de nuestra seguridad porque la autoridad no hace su papel.

-¿Sobre qué asuntos ha arrojado luz Cimac?

-Documentamos el feminicidio de Ciudad Juárez antes de que se volviera un tema de los medios .

-¡Debió ser algo tremendo!

-Fue como abrir un hoyo en la pared porque no estaba dimensionado. Otro gran tema es acompañar los cambios que se han producido en los últimos 20 años para lograr la igualdad de las mujeres. A veces se cree que las demandas de las mujeres son ocurrencias y hay que rescatar la historia, explicar de dónde venimos, dónde estamos, por qué se llega acá, colocar y visibilizar a las mujeres que son protagonistas de la historia, o acompañar la lucha de las madres que buscan a sus desaparecidos, narrar sus historias y mostrar cómo estas mujeres se han transformado y han convertido su dolor en exigencia ciudadana projusticia.

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