Reparto de la población

Malagueños de dos tierras

  • Los datos de la Junta elevan a más de 138.600 los nacidos en la provincia de Málaga que residen fuera de Andalucía · La zona de España con mayor asentamiento es Barcelona, seguida de lejos de Madrid y Gerona

Manuel Sánchez Villalba tenía apenas 5 años de edad cuando, de la mano de su madre, emprendió un viaje sin retorno al norte de España. Corría finales de la década de los 50 y el periplo de este niño fue el que otros muchos malagueños de nacimiento emprendieron en aquellos difíciles tiempos de penuria, en los que el trabajo escaseaba y las dificultades eran muchas. Su historia es semejante a la de varios miles de personas que, ya fuera a tan temprana edad o en la madurez de sus días, iniciaron el camino que los llevó más allá de las lindes de Andalucía y acabaron por convertirse en ciudadanos de dos tierras.

"A mí me trajeron con 5 años y llevo en Barakaldo 45", explica Manuel, quien es presidente de la Asociación de Hijos de Almáchar en esta localidad. A pesar del transcurrir de los años no pierde los vínculos que lo unen a la región y a su provincia. "Todos los años vamos de vacaciones a Torre del Mar y, con mi mujer y mis hijos, suelo ir al menos un par de veces", añade. "Me quedé sin padre a los 5 años y lo que es la familia, mi madre tenía una hermana en Barakaldo que le decía que se fuese para allá, que el trabajo para los hermanos mayores estaba bien. Y cogió mi madre y nos trajo para acá", relata.

A finales del pasado año 2008, según los datos de los que dispone la Consejería de Gobernación de la Junta de Andalucía, se contaban 138.600 malagueños de nacimiento que vivían fuera del territorio andaluz. Y la inmensa mayoría, alrededor de 82.100, con edades comprendidas entre los 45 y los 74 años, lo que supone casi el 60%. Frente a la madurez de estos vecinos, contrasta los poco más de 9.400 con entre 0 y 24 años. No obstante, la cifra global varía sustancialmente respecto a la registrada diez años antes. En 1998, de acuerdo con la información oficial, se contabilizaron 150.093 malagueños residiendo fuera de la comunidad autónoma.

En la provincia de Vizcaya, donde se encuentra emplazada la localidad de Barakaldo, hay registrados, además de Manuel, otros 5.283 nacidos en Málaga, cifra que si bien es destacada, se queda muy lejos de aquellas otras donde la presencia de lo malagueño es mayoritaria. Barcelona, con 47.709 (casi 10.000 menos que en 1998), lidera las zonas del país con más ciudadanos de esta tierra. Tras ella, Madrid, con 22.833, y Gerona, con 9.200. El territorio donde está constatada la residencia de menos vecinos de Málaga es Soria, con 84, mientras que hay otras seis, de acuerdo con los datos de Gobernación, en las que no hay ninguno.

Precisamente, en Gerona se encuentra la villa de Blanes, donde a lo largo de las últimas cuatro décadas han ido a parar cientos de habitantes de Ardales. Uno de ellos es Salvador Gutiérrez, quien ocupa la secretaría de la Asociación de Ardaleños en este municipio. "Me han propuesto este año para el pregón de la feria de Ardales", comenta con orgullo. Salvador dejó atrás su pueblo con algunos años más que Manuel. A los 13 años emprendió camino, junto a su madre. "Cuando salimos del pueblo veníamos llorando", recuerda con nostalgia.

Su padre los esperaba en Blanes, villa a la que llegó después de haberse dejado las manos trabajando en Asturias y Madrid. "Era un hombre del campo. Lo que hacían antes los hombres, que se tenían que ir fuera a trabajar para mandar la quincena a casa", explica, al tiempo que señala el verdadero motivo que llevó a su familia y a otras muchas del pueblo a partir: "Allí no se podía vivir". "La mayoría de los ardaleños nos vinimos a Blanes. Se vino el primero y al final fuimos unas 800 personas las que lo hicimos, de un pueblo que podía tener como unos 1.500 habitantes. Dicen que el primero se vino andando".

Manuel y Salvador son sólo dos ejemplos de la historia viva de la provincia y de Andalucía, un reflejo fiel de lo que empujó a muchos a dar el salto con un fin único: ganarse la vida. Y eso es justamente lo mismo que ha hecho Miguel Ángel Ortega, quien hace casi 14 años decidió dar el salto a Barcelona para tratar de mejorar su formación académica. Nacido en el barrio de Cruz de Humilladero residió en Málaga capital hasta los 22 años, justo el momento en que se dio cuenta de que tenía que aprovechar el tiempo y potenciar sus capacidades profesionales. Ingeniero técnico envió cartas a todas las universidades del país para hacer un ciclo superior. La respuesta en positivo la recibió desde la Ciudad Condal, adonde arribó en el año 1995. Y desde ese momento hasta ahora.

"Se echan de menos muchas cosas de Málaga, sobre todo la calidad de vida", confiesa. Y eso que Barcelona es una urbe con ciertas semejanzas con la capital de la Costa del Sol. Para evitar la morriña, Miguel trata de viajar un fin de semana cada dos meses, al objeto de no perder los hilos con los amigos con los que mantiene contacto y ver a su familia. Lo que sí parece tener claro, con cierta resignación, es que ve complicado que algún día vuelva a cambiar la residencia en Barcelona por la de Málaga. "Aquí he cambiado hasta cuatro veces de empresa; eso en Málaga es imposible de hacer", argumenta.

Miguel Ángel, como Manuel y Salvador, ha acabado por convertirse con el paso de los años en un ciudadano con dos tierras: una, la de adopción, donde hoy hace su vida, y otra, la de nacimiento, que, al menos en el recuerdo, nunca abandona y a la que siempre regresa.

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