Cultura

Bobastro: rebelión y enigma

  • El profesor de la UMA Manuel Acién participa hoy en el ciclo 'Cita con la arqueología' con una ponencia sobre el núcleo cercano a Ardales en el que Omar Ibn Hafsún puso en jaque al Emirato de Córdoba en el siglo IX.

A mediados del siglo IX, casi 150 años después de la conquista de la Península Ibérica, el Emirato Omeya de Córdoba gobernaba una población heterogénea y dispersa, con orígenes raciales muy diversos y un espectro socioeconómico, en consecuencia, asombrosamente complejo. Fue entonces cuando Abd al-Rahman II propugnó una serie de medidas para la unificación del territorio que ganaron enseguida la oposición de muchos habitantes de al-Andalus, especialmente los menos pudientes. Aquella respuesta se tradujo en numerosas rebeliones de las que la más destacada fue la que mantuvo Omar Ibn Hafsún desde el año 880 hasta su muerte en el 918 en Bobastro, un núcleo cercano a Ardales que en el comienzo de la sublevación apenas contaba con un antiguo castillo y que, bajo su mando, llegó a convertirse en una ciudad que aglutinó a numerosas poblaciones del entorno. Alrededor de Ibn Hafsún, que llegó a bautizarse en el año 899 bajo el nombre de Samuel, la leyenda y la historia tejen una red amplia que lo convierten en el primer andaluz que enarboló la bandera blanca y verde e incluso en el garante de cierta noción de hispanidad que resistió en pleno periodo de ocupación. Pero lo cierto es que Bobastro, que fue finalmente desmantelado por Abd al-Rahman III en el año 928, constituye un episodio único dentro de la arqueología relativa a aquel periodo que, lejos de conocerse en su plenitud, conserva aún numerosas cuestiones por esclarecer. A esta cuestión dedicará el profesor titular de la Universidad de Málaga Manuel Acién la conferencia que pronunciará hoy a las 19:30 en la Sala Ámbito Cultural de El Corte Inglés dentro del ciclo Cita con la arqueología bajo el título Arqueología de Bobastro y su entorno.

Lo que hace único el enclave arqueológico de Bobastro es, según Acién, "por un lado su magnitud, verdaderamente sorprendente, y por otro el registro de la talla rupestre en su área, empleado en su iglesia y sus puestos de vigilancia". La iglesia rupestre es posiblemente la edificación más significativa de Bobastro (Ibn Hafsún llegó a destinar en ella a un obispo cristiano, con lo que además intentó ganar el apoyo del rey Alfonso III a su causa), y a ella dedicará buena parte de su exposición Acién, quien además brindará un análisis detallado de otras tres iglesias rupestres de la provincia pertenecientes a la misma época: la iglesia eremítica de Alozaina, el templo de tres naves de Coín y "la más compleja", la consagrada a la Virgen de la Cabeza en Ronda. Sin embargo, y a pesar de su singularidad, el yacimiento de Bobastro no ha sido excavado, ni mucho menos, en su totalidad. Acién recuerda que sólo se han llevado a cabo dos intervenciones importantes en el entorno, "una a principios del siglo XX que sacó a la luz la zona del alcázar y otra en los años 80 que promovió el entonces director del Museo de Málaga, Rafael Puertas, y que dejó al descubierto la iglesia rupestre. Después sólo se han hecho actuaciones puntuales, entre ellas alguna destacada como la que recientemente reveló la existencia de una segunda iglesia; pero la investigación que se ha desarrollado es todavía insuficiente, teniendo en cuenta que toda la extensión de la Mesa de Villaverde (el enclave del Desfiladero de los Gaitanes sobre el que se asienta Bobastro) está ocupada por el yacimiento arqueológico".

Aunque gracias a diversas fuentes los arqueólogos han podido llegar a definir la antigua ciudad en su mayor parte, una nueva excavación aportaría información preciosa sobre la historia del núcleo y sus usos. No obstante, actualmente no se contempla ninguna próxima campaña en el terreno. Acién apunta al respecto que existen algunas dificultades, "ya que el suelo corresponde en su mayor parte a una propiedad privada", pero al mismo tiempo no se muestra precisamente partidario de excavar la zona en la actualidad: "No creo que sea el momento más propicio. Una actuación sin todas las condiciones y garantías no serviría para nada. Sería mucho más interesante que se crearan mecanismos de protección adecuados y eficaces para lo ya excavado". La rebelión, por tanto, sigue esperando su momento.

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