Cultura

La fachada recuperará sus pinturas murales

  • La empresa Quibla Restaura ha destapado su decoración geométrica y está trabajando en los sillares de la portada

El historiador Víctor Heredia, cronista del Instituto Gaona, está realizando el estudio de este inmueble que se cree que fue autoría del mismo constructor de la iglesia San Felipe Neri y levantado en torno a 1760. Esta fecha la corroboran las pinturas murales que pueblan su fachada y que van a ser recuperadas en el proyecto. "Gracias a un desconchón sabíamos que tenía decoración parietal y nos pusimos en contacto con la propiedad", comenta Joaquín Gallego, de Quibla Restaura, empresa que se encargará de devolver la vida a estos elementos escondidos tras la cal.

Las pinturas simulan ladrillo y cajones de mampostería, diseños geométricos que coinciden con la tipología propia de las casas colindantes. "Podemos encontrar ejemplos parecidos en la iglesia del Sagrario, en las calles Calvo y Hornos, en la ermita de Cártama", asegura el restaurador que, tras las catas iniciales alrededor de los vanos de la fachada, se encuentra inmerso en la recuperación de la portada.

A pesar de que el edificio era una casa de clase media, su portada "es digna de un palacio o de una iglesia", comenta Fernández-Prieto. La forman sillares de piedra arenisca que también contienen elementos pictóricos. "Esto pone un poco en duda el concepto que se tenía de que la pintura fuera un procedimiento pobre, que se usaba en sustitución de los materiales nobles", dice Joaquín Gallego, que asegura que era un tipo de acabado de la obra, eso sí, "con intención estética".

El estado de conservación de las pinturas del siglo XVIII es bueno, según los especialistas, que llevarán a cabo el proceso habitual en estos casos. "Primero se retirarán las capas de cal, se consolidarán los originales y se hará la reintegración con mortero y color en las partes en las que se ha perdido el dibujo", explica el restaurador. Para esta reintegración se utilizarán, con toda probabilidad, tonos más bajos para distinguirla del original. Entre dos y tres meses serán necesarios para terminar este trabajo, aunque "no parece que vaya a surgir ningún problema en la restauración", asegura Gallego.

Sin embargo, la piedra de la portada se encuentra muy degradada "por las filtraciones que tenía desde arriba", determina el restaurador, que también hace referencia a los daños que sufrió la fachada por el terremoto de 1884.

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