Cultura

Variedad, cantidad y calidad

Con la última función de Carmen de Bizet de esta noche, la temporada lírica, al igual que las otras existentes, habrán cerrado su cartel para este curso musical 2009/2010. Un periodo muy heterogéneo y que, en resumidas cuentas, se sustenta en tres vocablos: variedad, cantidad y calidad; pero que se interrelacionan con un cuarto: crisis.

Variedad

Es la palabra que define los conciertos ofrecidos por la Orquesta Filarmónica de Málaga (OFM) en su año sin director titular y que se ha centrado fundamentalmente en ofrecernos un amplio abanico de formas de trabajo en las distintas batutas invitadas. En el grato recuerdo quedan aquellas propuestas que nos acercaron a autores no tan conocidos como Evaristo Fernández Blanco y Manrique de Lara, o bien a las conmemoraciones de los aniversarios musicales de Chapí y Albéniz, las que promovieron la participación de jóvenes solistas como el violinista Jesús Reina o el dúo Scarbó, junto con una mirada a la composición musical contemporánea de estreno en las manos de García Román con su De Civitate maris. Y aunque hubo veladas no tan convincentes y generadoras de cierta incertidumbre en los abonados, el disfrute llegó con el magisterio de Brotons y la sabiduría de Caballé para extraer ambos lo mejor de nuestra formación malacitana. Una agrupación que debe apostar por su evolución y que confiemos que el maestro Colomer, nuevo director artístico y titular, sepa desarrollar por la correcta senda.

Cantidad

Es el vocablo antítesis a lo que nos hemos encontrado en la XXI temporada lírica malacitana. Y aunque se comprende que la palabra crisis azota con más énfasis en esta dirección, máxime si los presupuestos no son generosos en este sentido, es comprensible que los aficionados se planteen otras alternativas en la permanente búsqueda de calidad. Lo curioso del caso es que la fórmula matemática de gestión no acaba de verse del todo clara y más cuando sólo un título, de los cuatro propuestos, ha sido el exitoso. Ya que parece que no vamos a volver a aquellos tiempos donde la proporción de representaciones, escenificadas inclusive, era mayor, un replanteamiento en clara apuesta por el éxito no estaría de más; y si eso implica que no se vuelvan a escuchar abucheos o comentarios indignantes entre el respetable durante el estreno de un Don Pasquale (de una producción pensada como concierto didáctico para chicos y chicas de Secundaria, dicho sea de paso) mejor que mejor. En resumidas cuentas, confiemos en que la próxima temporada, sorpresivamente presentada en este semana y contenedora de extravagantes títulos, sea más propicia en su resultado final.

Calidad

Es la palabra que globalmente define a los ciclos musicales planteados por la Fundación Unicaja. Por ello, y afortunadamente para el aficionado, la institución ha recogido el testigo que dejó abandonado el Museo Picasso de Málaga, y continuar así para la siguiente temporada.

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