Cosas de mayores

¿Monarquía o república? Ahora mismo es es más importante de los temas que no son importantes

¿monarquía o República? Ahora mismo esa es la más importante de las cuestiones que no son importantes en España, porque sin duda tenemos problemas mucho más graves de los que preocuparnos, incluso terminada la Liga. Y este, desde siempre, resulta el argumento más recurrente para no afrontar el asunto. No es un problema prioritario, ni trascendental, ni es una encrucijada impostergable. Así que, si está usted ahora mismo muy ocupado resolviendo problemas mucho más graves para el país, le ruego que no siga leyendo y vuelva cuanto antes a sus desempeños. De hecho, algo así ha debido ocurrirle este fin de semana al PSOE, que no aprobó en su congreso una enmienda de las Juventudes Socialistas que reclamaba una República para España. Aceptaron que los valores del partido son republicanos, pero no tuvieron el valor para ser republicanos, decididamente, prefirieron quedarse en algo así como republicanos no practicantes.

Y a uno le dejan siempre la sensación de que nos responden como a niños con este asunto. No es el momento. ¿Por qué? Cosas de mayores. ¿Y cuándo podrá ser un buen momento? Cuando sea el momento. Tajantemente. Es curioso lo que incomoda este tema, a pesar de que prácticamente todo el mundo acepta que una monarquía es algo sin sentido en este siglo. Pero en España se impone siempre el miedo a que el presidente de la República sea alguien que nos deje en ridículo, que la persona que elijamos para que nos represente no esté a la altura y nos haga parecer una panda de brutos. Más vale Borbón conocido que paisano por conocer. Ha cuajado la certeza de que el peor Borbón dará mejor en la foto que el mejor de nosotros, y que si nos dejaran votar, no elegiríamos otra cosa que a un bellaco robagallinas. De hecho, quizá lo que más sustente a la monarquía ahora mismo sea justamente esa certeza fatalista de que no seremos capaces de elegir a alguien que nos deje en buen lugar. Esa abatida resignación a creer que ningún otro español sería capaz de dar una buena imagen de España, que hace que la mejor baza del Rey para representarnos sea, paradójicamente, no ser como nosotros en absoluto.

Decía Azaña, en la Segunda República, que la libertad no hace felices a los hombres, los hace simplemente hombres. Pero, por momentos, parece que a nosotros nos va a costar toda la vida dejar de ser niños.

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