Eppur si muove

Si la cosa está entre ser tonto o populista, me quedo más satisfecho con ser populista

La semana pasada decidí que no iba a leer ningún artículo a partir de encontrarme con la palabra populismo. El término se usa siempre despectivamente, y a partir de ese punto el único argumento que uno va a encontrar es que los populistas mienten para decir a la gente lo que quiere oír. Es curioso que una cosa así alarme tanto en un país en el que casi nadie pasa en política más de un par de días sin decir alguna mentira sonrojante. ¿Qué será realmente lo que les cabrea tanto de lo que dicen?

Si analizamos la última polémica, la de la trama, tan de moda ahora, resulta que el argumento respetable es denunciar lo disparatada y falsa que es la teoría, a pesar de que en esta semana han imputado a chorrocientos cargos públicos, ocupando una infinita variedad de puestos por toda la administración y empresas públicas. A pesar de que la mayor parte de ellos pertenecen al partido en el gobierno, al que sigue apoyando el principal partido de la oposición. A pesar de que han registrado las sedes de varias empresas muy importantes en España. A pesar incluso de ver como el propio presidente es llamado a declarar. A pesar también de que estamos ya acostumbrados a ver actuaciones, nombramientos y ceses polémicos de fiscales Anticorrupción, a ver políticos metidos a banqueros pasando por los juzgados, a ver directivos de grandes empresas imputados en esas mismas causas. A pesar de ver también a algún director de periódico investigado, junto a varios directivos de grandes medios. A pesar de ver como el dinero pasa de las arcas públicas a manos privadas y de ahí a paraísos fiscales. A pesar de tantas puertas giratorias y a pesar de la larguísima lista de asuntos turbios entre altas esferas públicas y altas esferas privadas.

Pero, a pesar incluso de que los cargos incluyan "organización criminal", sin embargo la opinión políticamente correcta nos advierte de lo ridículo y falso de la trama, y nos dice que tenemos que creer que todos estos delitos son casos aislados, sin un patrón, y que nadie fuera de los implicados sabía nada. Es decir, nos piden que desconfiemos de una hipótesis verosímil, con innumerables evidencias empíricas, para confiar en una mentira obvia y ridícula. Pues, perdonen, pero si la cosa está entre ser tonto o populista, me quedo infinitamente más satisfecho con ser populista.

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