Sumar no es fácil

A Yolanda Díaz se le está complicando su estrategia de liderar el movimiento político a la izquierda del PSOE

Ala vicepresidenta Yolanda Díaz se le está complicando su estrategia de liderar el movimiento político a la izquierda del PSOE. Pretende conseguir la cuadratura del círculo y, sobrevolando disputas, diferencias y polémicas, consolidarse como la voz que convenza y apacigüe a los variados grupos y movimientos que determinan ese espacio. Es positivo intentar agradar a todo el mundo, evitar enfrentamientos y ofrecer una cara amable y sonriente, pero si se tienen planteamientos y criterios propios se debe saber que tarde o temprano surgirá la discrepancia y la discusión. No se puede permanecer continuamente al margen de los conflictos, au-dessus de la mêlée, y pretender así liderar un movimiento de la complejidad como el que pretende dirigir, porque se corre el riesgo de convertirse en una figura inane, incapaz de mantener un determinado criterio.

En las últimas discrepancias que han atenazado al gobierno de coalición hemos encontrado a una vicepresidenta huidiza, que evita expresar su propio pensamiento y se limita a hacer un reiterado llamamiento buenista a la concordia, pero incapaz de liderar una fórmula de encuentro o de expresar una postura determinada. La ministra de Trabajo es firme y convincente en sus enfrentamientos dialécticos con la bancada de la derecha, trance en el que suele estar brillante, pero se torna confusa en otros aspectos que como vicepresidenta le correspondería abordar Su movimiento Sumar, que por ahora es más un deseo que una descripción, no se consolida bordeando la discusiones y poniéndose de perfil, sino ofreciendo salidas y fijando criterios, aun a costa de tener enfrentamientos y discusiones. Lo importante es tratar de convencer de tus propias ideas, no de ocultarlas. En la última y sonada polémica entre los socios de coalición sobre la votación de la ley del 'solo sí es sí', el papel de Yolanda Díaz ha sido más que desalentador, pues se ha limitado nada más que -¡como no!- a hacer un llamamiento al entendimiento, no asistir al debate parlamentario, pero votar la proposición UP. Y, como colofón, no asistió a ninguna de las manifestaciones convocadas el día de la mujer. Lo dicho: nadar y guardar la ropa. Quien desde Podemos diseñara la estrategia de profundizar en el conflicto con el socio mayoritario del gobierno ha ocasionado un nuevo daño colateral, como ha sido la difícil posición en la que quedó la ministra del Trabajo, aunque en este caso no creo que se pueda hablar de daño colateral no buscado.

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