La presidenta madrileña se ha declarado insumisa ante las medidas de ahorro energético que ha propuesto el gobierno de España cumpliendo los compromisos adquiridos con los demás gobiernos de la UE. ¡Madrid no se apaga! ha proclamado Ayuso, a pesar de que nadie haya propuesto apagarla. Ni tampoco parece que se diese por enterada cuando su partido exigió, hace pocos días, a Pedro Sánchez que presentase un plan de ahorro energético. Poco le importa que padezcamos las consecuencias de la guerra de Ucrania. Ni que Putin pretenda derrotar a la economía europea restringiendo el envío de gas; esperando solitario, en la inmensidad de su despacho del Kremlin, la llegada del general invierno. Aún le importa menos a la presidenta madrileña que las medidas restrictivas estén siendo tomadas solidariamente por todos los socios europeos. Se trata de decir que no, por decir que no: más que guerra cultural es gamberrismo institucional. Aunque la interpretación más generalizada del ¡Madrid no se apaga! sea que, más que a la Moncloa, se trata de un misil dirigido contra la sede de Génova. O su forma estentórea de reivindicar su desacomplejado casticismo libertario, frente al confuso y oblicuo discurso de Núñez Feijoó.

Se dice que un asesor le dijo al presidente francés que si no tomaba medidas contra el cambio climático colapsaría el planeta y si las tomaba colapsaría el sistema. Probablemente sea una cita apócrifa, pero nos plantea de forma bastante aproximada el dilema al que nos enfrentamos. No sólo los gobiernos que no son del PP, como cree la señora Ayuso, sino todos nosotros. Que el clima está cambiando es una evidencia más allá de toda duda razonable. Este verano de fuego es buena prueba de ello. Plantear en este contexto reactivar las centrales de carbón para ahorrar energía es apagar fuego con gasolina. Las propuestas del gobierno no tienen relación directa con el clima, se trata de medidas de ahorro energético para afrontar las restricciones de los próximos meses. Pero si para dirigentes como Ayuso medidas tan ligeras como las planteadas por el gobierno de España son consideradas inaceptables imposiciones ¿qué harán dichos políticos cuando tengan que tomar medidas mucho más exigentes, como las que más pronto que tarde habrá que tomar, para hacer frente a los efectos del cambio climático? No es difícil imaginar a la presidenta madrileña haciendo lo mismo que la interpretada por Meryl Streep en "No mires arriba".

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