Al PSOE le revienta un 'me too'

El caso de Paco Salazar provoca la vergüenza en la militancia y amenaza con hacer caer a la Secretaría de Organización de Ferraz

Al PSOE de Andalucía le estalla el caso por segunda vez

Paco Salazar, a la entrada de Ferraz, junto a Diego Rubio, actual jefe de gabinete de Sánchez, en una imagen de archivo. / EP

Un miembro de la Ejecutiva federal explica el caso de Paco Salazar de una manera cruda: "Si el equipo lo pone él, ¿cómo le va a abrir un expediente?" La indignación, la vergüenza y el enfado han ido en aumento en el PSOE a medida que se ha ido destapando cómo ha actuado la dirección de Ferraz ante las denuncias que dos mujeres, trabajadoras de Moncloa, interpusieron en el partido contra Salazar, ex militante socialista, ex director de Análisis y Estrategia en el gabinete de Presidencia del Gobierno y, sobre todo, nexo de comunicación entre la poderosa agrupación de Dos Hermanas y Pedro Sánchez.

La tardanza en tramitar estas denuncias o, directamente, el cortocircuito de la Secretaría de Organización ha provocado la rebelión de las responsables de Igualdad de muchas federaciones. El viernes pasado, superada por este me too en Ferraz, la dirección envió una nota interna a toda la militancia en la que entonaba un mea culpa, admitía que "la comunicación con las denunciantes anónimas no ha estado a la altura", lamentaba "no haber arropado lo suficiente" a estas personas y anunciaba que el expediente contra Salazar llegaría hasta el final, aunque ya no milita en el partido.

En el PSOE han ocurrido cosas que nunca debieron suceder, todo un secretario de Organización(José Luis Ábalos) que contrataba a prostitutas y empleaba a sus amantes en empresas públicas; un sucesor (Santos Cerdán) que pagaba gastos con la tarjeta de una constructora a la que ayudaba a morder contratos públicos. y otro relevo (Paco Salazar) que se quedó a las puertas ante la denuncia de acoso de dos trabajadoras. Pero si hay algo que no entraba en los esquemas de la militancia es que, una vez revelada la denuncia, el partido que se autodefine tan feminista como socialista iba a distraer el escrito hasta que un medio de comunicación (el Diario.es) enseñara todas las vergüenzas.

Hay que seguir este hilo. A José Luis Ábalos le sigue Cerdán, y a Cerdán le sustituye una secretaria de Organización, la valenciana Rebeca Torró, que iba a estar tutelada por otra de las personas que recorrió España con Pedro Sánchez en la campaña de las primarias que jugó contra Susana Díaz: Paco Salazar, un socialista que fue alcalde de Montellano y que, tras una salida no explicada del todo de este pueblo serrano, fue contratado en el Ayuntamiento de Dos Hermanas, la institución que dio cobertura a la carrera interna del actual presidente del Gobierno.

La nueva Secretaría de Organización que se iba a aprobar el 5 de julio tenía ese carácter colegiado, Rebeca Torró como titular, adjuntada por Borja Cabezón y, sobre todo, por Salazar, el hombre que había trabajado con Iván Redondo en Moncloa, que conocía el Gobierno tanto como el partido y que era una persona de plena confianza de Sánchez. Pero una denuncia de dos trabajadoras de su gabinete, militantes socialistas por lo demás, obligó a apartarlo el mismo día que se reunía el comité federal que iba a nombrarlo, el del pasado 5 de julio.

El escrito de denuncia presenta a Salazar como "misógino" y "baboso", un jefe que simulaba "felaciones" y que preguntaba por el escote de sus empleadas. Pero cierto o no, las garantías del acusado deben ser tan importantes como las posibles víctimas, el caso es que la denuncia no siguió el protocolo antiacoso que el PSOE había aprobado un poco antes, el 26 de mayo. Según esto, el trámite debía acabar en un Órgano contra el Acoso, cuyas tres integrantes se eligieron el 7 de julio. A este comité especial no había llegado la denuncia a primeros de diciembre y nadie se había puesto en contacto con las denunciantes.

Todas las críticas se dirigen ahora contra la Secretaría de Organización por sus vínculos con Salazar, de tal modo que no se puede dar por cerrada esta crisis. Una fuente de la dirección ha explicado a este medio cómo la primera reacción en Ferraz fue de manual: se negó la información, se culpó a los periodistas y se airearon intereses internos, el famoso fuego amigo como coartada. De hecho, hay quien de modo interesado ha colado el nombre de María Jesús Montero, vicesecretaria general del PSOE, como una de las señaladas.

Montero apenas tenía vínculos con Salazar, nunca fue una persona de la vida orgánica de un partido al que tardó tiempo en llegar. Pero su secretario de Organización, Francisco Rodríguez, alcalde de Dos Hermanas, sí está unido a quien considera su amigo y a quien defendió en una entrevista en Canal Sur Televisión dos días después de que Salazar fuese obligado a dimitir. Esto ha pesado mucho en el PSOE, el mito de Dos Hermanas se cae.

Además de esta denuncia interna, una juez de esta población sevillana tiene abierto un caso contra Salazar por otro motivo, su supuesta ausencia del puesto de trabajo en el Ayuntamiento mientras trabajaba en Ferraz. La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil se encarga de la investigación que debe averiguar si Salazar trabajaba en la sede socialista de Madrid, a la vez que cobraba del Ayuntamiento pero sin ir a su puesto de trabajo. Esta denuncia la presentó Vox, aunque el partido que había señalado antes esta circunstancia fue Izquierda Unida.

Las responsables de Igualdad de las federaciones volverán a reunirse esta semana en Ferraz, el episodio Salazar aún no ha terninado.

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