El Unicaja dilapidó un diáfano match ball de semifinales del que, mañana se constatará a las 21:00 horas en el Carpena, puede acordarse durante mucho tiempo. En cierta forma, fue un calco del revés del partido de Málaga. Jugó mejor durante más minutos el Unicaja, llevó el timón, con un Jayson Granger insultante al que sólo le faltó meter dos tiros en los dos últimos minutos para coronarse, y tuvo oportunidades repetidas para romper el partido antes de llegar a un final igualado en el que se jugó horrible. Pero el instinto de supervivencia del Gran Canaria emergió con Albert Oliver, habitual verdugo cajista desde sus tiempos de Manresa, con 18 puntos y cuatro triples esenciales. Y perdió el Unicaja (63-62).

Se invoca al famoso pasado del Carpena para rematar mañana porque el equipo de Joan Plaza adoleció del poso y del callo de los equipos con hábito de victoria en momentos de tensión. Ha ganado mucho el equipo malagueño este año, pero ésta es otra manera de vencer. Si en temporada regular hacen falta dos balas para matar aquí, en el territorio de play off, a veces hacen falta cuatro. El simulacro de hace dos semanas en temporada regular resultó ser un anuncio de lo de ayer. Lo bueno es que para esto se fue cuarto durante la temporada regular, para jugar en casa en un desempate. Es un derecho adquirido durante 34 partidos que se cobra mañana. Así será, aunque deben difuminarse varios claroscuros de ayer, por más que durante 30 minutos el equipo hiciera todo lo necesario para ganar en un Gran Canaria Arena que apretó, pero que no se llenó como se aguardaba.

En las partidas de ajedrez que diseñan los entrenadores para los partidos de play off siempre hay hueco para cambios de guión. Plaza colocó de salida a Suárez de cuatro y a Toolson y Urtasun de manera simultánea. Alarga un poco más las rotaciones el técnico catalán en estos primeros compases de la postemporada, algo común. Las ganas de vomitar llevaron a Suárez al vestuario y provocó la aparición en pista de Sergi Vidal. Y Caner-Medley salió pronto para continuar en la línea con la que acabó el jueves, en plan cacique. Metió nueve puntos de una tacada, lástima que no tuviera continuación, sólo con un último triple en el cuarto final. El Unicaja gobernaba el ritmo de un partido que se movía en predecibles cánones de pocos puntos, ataques largos y preponderancia de las defensas.

El equipo canario parecía más atenazado, no mostraba la soltura con la que en Málaga llegó a dominar hasta el cuarto final. El plano mental en estas instancias es capital. Y quien maneja las situaciones de estrés tiene campo ganado. Pero también está ese hambre, ese colmillo retorcido del que niega la muerte, que el cuadro de Pedro Martínez exhibiría en los minutos finales. Con ventajas cortas, pero apreciables visto el ritmo de anotación, el Unicaja mandaba en el partido. Tavares reboteaba (13 al final) con autoridad, aunque la defensa cajista consiguió minimizar su aportación ofensiva, que no su impagable impacto en el encuentro. Y el Unicaja adquiría tras un parcial de 0-8 capitaneado por un Granger rebosante de confianza una distancia interesante (23-30) que sería mantenida al descanso tras un intercambio de triples (29-36) que, no obstante, no mejoraba ostensiblemente unos porcentajes de tiros de campo que en los dos equipos rondaba el 35%, síntoma de la deriva que llevaba un encuentro tan disputado y con tantos nervios sobre la pista.

En esa senda de máxima dificultad para subir el marcador siguió el encuentro tras el descanso. 6-6 era el parcial tras seis minutos de cuarto. Ahí apareció Granger para realizar dos buenas acciones defensivas y anotar un par de triples que marcarían la máxima renta para cualquiera de los equipos en el partido (36-45). En ese momento, Plaza decidió darle reposo para el cuarto final. Puede dudarse de la idoneidad del momento. El técnico optó por darle resuello ahí para dejarle en pista el cuarto final entero. Con Calloway al mando, el equipo malagueño aún resistía por arriba al final del tercer cuarto (44-48), pero Oliver ya había entrado en combustión con dos triples que alertaban.

Plaza aceptó el envite habitual de Pedro Martínez de simultanear en pista a dos bases, Oliver y Bellas. Era curioso ver al Unicaja con Calloway y Granger más Kuzminskas y Suárez a la vez en pista. Un triple del base catalán daba la primera ventaja al cuadro canario desde el primer cuarto (56-53), pero Suárez respondía. Otra vez en mínimos anotadores, cada canasta era casi como un gol. Un dos más uno de Tavares, qué futuro tiene, era respondido por dos canastones tras penetración de Jayson Granger para dar una ventaja al equipo malagueño (59-60). Tavares, corriendo una transición como un alero, machacaba y Toolson respondía con un tiro desde cuatro metros (61-62). Fue la última canasta del Unicaja, a falta de minuto y medio. Dos tiritos de Granger no entraron. Bellas forzó una falta inteligente después de que a Tavares se le escapara un balón y metió dos tiros libres a falta de 20 segundos (63-62). El Unicaja atacó y el Gran Canaria, aún sin el bonus, hizo una falta a 3.6 segundos. Dos tiempos muertos de Plaza no bastaron para que las ideas quedaran claras. El balón llegó a Fran Vázquez, que marró desde siete metros su tiro. Decidirá el Carpena mañana.

Ficha Técnica:

63 - Herbalife Gran Canaria (12+17+15+19): Bellas (7), Newley (8), Beirán (5), Báez (5) y Tavares (8) -cinco inicial-, Oliver (18), Akindele (2), Martín (7) y Hansbrough (3).

62 - Unicaja (13+23+12+14): Granger (17), Urtasun (2), Toolson (10), Suárez (5), Vázquez (4) -cinco inicial-, Calloway (3), Kuzminskas (2), Hettsheimer (-), Caner-Medley (12), Stimac (7) y Vidal (-).

Árbitros: García González, Cortés y Sánchez Monserrat. Sin eliminados.

Incidencias: Segundo partido de la eliminatoria de cuartos de final del 'Playoff' que se disputó en el Gran Canaria Arena ante unos 5.855 espectadores.