Ayoub Ghadfa, una estrella que nace

El marbellí ha sido una de las mejores noticias españolas en los Juegos Olímpicos de París

Ahora su carrera entra en una nueva dimensión

Así es su historia

Ayoub Ghadfa, a su llegada a Barajas.
Ayoub Ghadfa, a su llegada a Barajas. / Efe

Al filo de la medianoche del sábado Ayoub Ghadfa recibía en la pista central de Roland Garros la medalla de plata en la categoría de +92 kilos de los Juegos Olímpicos de París, ciudad que ha alumbrado a una potencial estrella del deporte olímpico español. Sólo dos nacionales habían combatido en una final olímpica (el almeriense Faustino Reyes en Barcelona’92 y el cordobés Rafa Lozano en Sidney’00), siempre en pesos ligeros. Un marbellí de 25 años, que empezó tarde en el boxeo en serio pero que reúne condiciones para ser optimista para pensar en un boxeador de mucho nivel, en la esfera olímpica y también en el mundo profesional. Allí, en la pista Philippe Chartier, estaban sus padres, que contemplaban orgullosos y se emocionaban con el logro del gigante Ayoub. “Una medalla olímpica no se consigue todos los días, pero me sabe un poco agridulce. Quería el oro, pero he rendido bien y gracias a Dios me llevó una medalla, que no es poco. Se podía hacer más. Lo he dado todo, pero me faltaban años de experiencia y combates. Estoy cogiendo más soltura en el ring, me encuentro cada vez mejor. Nunca se deja de aprender, seas plata, oro o campeón del mundo. Todo el mundo sigue aprendiendo en la vida y me queda mucho por aprender todavía”, eran las reflexiones en caliente del malagueño, que ahora se enfrenta a un escenario distinto. Acabada su carrera en Ciencias del Deporte, tiene por delante años decisivos en su carrera.

Los escándalos de corrupción en el mundo del boxeo han hecho que la permanencia del deporte en la familia olímpica, en la que entró en 1904 (San Luis) y sólo falló en Estocolmo’12. Los Juegos han alumbrado el nacimiento de muchos de los mejores púgiles de la historia, sin ir más lejos Cassius Clay (Muhammad Ali después) en Roma’60. La escuela cubana, la soviética, ahora desmembrada en las distintas repúblicas... Ahora está en el alambre su permanencia aunque no deja de ser un deporte muy vinculado al olimpismo y no es una decisión sencilla. 

España ha carecido de pesos pesados de nivel estructuralmente. Se importó desde Cuba a Emanuel Pla, el Profeta, bronce también en esta edición. Pero la figura de Ayoub ha impactado bastante, es rara avis en el boxeo español. Por su hacer dentro del ring, ganando tres combates con autoridad hasta plantarse en la final. Ya era medallista mundial y campeón de Europa, tenía un currículum considerable, pero los Juegos Olímpicos transportan inevitablemente a otra dimensión como deportista. También por su manera de comportarse entre las cuerdas, huyendo del histrionismos que se percibían en otros combates, siempre abrazando al contrincante al acabar, mostrando respeto al rival y al deporte. E igualmente por su imagen y declaraciones fuera. Humildad, apariencia de bonhomía y de tener la cabeza bastante amuebalada, siempre agradeciendo el apoyo en primer lugar. Es carismático y llega a la gente con esa sencillez.

Le toca al malagueño ahora también manejarse en este nuevo escenario y gestionar su imagen. Una medalla olímpica, como decía Damián Quintero, abre muchas puertas. De momento, su idea es seguir en Madrid. “Voy a prepararme las maletas para irme de vacaciones, que ha sido una temporada muy dura y luego veremos. ¿Profesional? No he recibido ninguna oferta, seguiré en amateur con este equipo que sigue creciendo”, concluía su alocución tras conseguir una medalla en París. La tentación del profesionalismo está ahí. Por ejemplo, su rival en la final, Jalolov, ha compatibilizado en este ciclo los combates amateurs con el vendaje duro. De hecho, dejó su camiseta sobre el parqué en una señal de que ahora se centraría en su carrera profesional, donde se mueven sumas de dinero muy altas. Desde Río’16 se puede compatibilizar. En el horizonte está Los Angeles’28, adonde llegaría en plena madurez (29 años). En función de las decisiones que tomará el COI respecto a la permanencia del deporte o no en los Juegos también habrá que tomar determinaciones para canalizar una carrera que ya llevaba tiempo larvando, pero que lleva a Ayoub a un lugar distinto. Quienes le conocen aseguran que tiene “la cabeza muy bien amueblada”. 

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