Joan Plaza imaginaba un refuerzo distinto para completar el juego exterior, algo que considera indispensable para afrontar con garantías el doble envite semanal de Euroliga y ACB. Un hombre que no demandara demasiados minutos ni protagonismo, más combativo y complementario, adaptable al guión, polivalente. Algo así como el Berni Rodríguez que estuvo sobre la mesa aunque no se dieran pasos en firme para abordar su contratación. Pero la puesta a tiro de Kostas Vasileiadis ha virado esa idea inicial que tenía el técnico catalán, que ve en el griego una pieza valiosísima con la que elevar el nivel del perímetro, aumentar el arsenal y la variedad ofensiva, con un punto de carácter y decisión más para un bloque homogéneo.

La cantidad que el Unicaja tenía pensado desembolsar, una vez conseguida esa aún no confirmada contratación por la dirección deportiva y el entrenador, era impensable que diera para contratar a Vasileiadis, que mañana aterrizará en España para jugar la Copa del Mundo con Grecia. Estará más de una semana a apenas 200 kilómetros de Málaga, en Sevilla, sede de su grupo. Es muy probable, de hecho, que la negociación se cierre allí. El jueves, día previo al inicio del Mundial, está marcado en rojo.

En el Unicaja hay quien aún no se cree que se pueda contratar a Vasileiadis por la cantidad que se está manejando. El asunto es que el heleno acepta una rebaja sustancial de su caché respecto a lo que percibió el año pasado en el Efes de Estambul. Su temporada no fue demasiado lustrosa, pero promedió casi 10 puntos en Euroliga y la liga doméstica en un equipo caótico, demostró que la muñeca la sigue teniendo engrasada. Si la campaña de su equipo hubiera sido más brillante no hubiera habido manera de contratarle. Pero tampoco, evidentemente, quiere venir a Málaga por un contrato raquítico y en la plenitud de su carrera (30 años).

El Unicaja y los agentes del jugador, después de la primera oferta mandada el domingo, tuvieron ayer permanente contacto. Subió ayer algo el equipo malagueño el ofrecimiento inicial, pero no hasta lo que demandan desde el otro lado de la negociación, que considera la cantidad ofertada como "muy baja". Se habla de dos años de contrato garantizados y la diferencia en el global es de unos 100.000 euros netos, casi el doble en bruto. No parece insalvable y por ello se buscan fórmulas entre David Carro y Kostas Papadakis, agentes del Vasileiadis, y Ángel Bordes, gerente del Unicaja, que lleva las negociaciones. Bonus, cláusulas por objetivos, un tercer año opcional y demás incentivos pueden desatascar algo. Pero los agentes del jugador creen que Vasileiadis ya hace un esfuerzo enorme rebajando sus peticiones para jugar, como desea, en Málaga. Y creen que le toca mover ficha al Unicaja. La cantidad que percibiría Vasileiadis en el primer año sería modesta, de las más bajas de la plantilla, pero subiría de manera considerable en el segundo para acercarse a su caché. En esa balanza de equilibrio está la negociación, en limar esos 100.000 euros entre lo que se pide de un lado y se ofrece de otro por el monto global de las dos temporadas. Es la diferencia que separa a Vasileiadis, que ya tuvo una estimulante y satisfactoria conversación con Joan Plaza para cambiar impresiones, de vestir, siete años después, de verde otra vez.