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Pues no eran tan malos (72-60)

  • El Unicaja termina con su mala racha y vuelve a ganar en el Carpena 70 días después en el estreno de Luis Casimiro. El cambio de actitud fue evidente.

La historia mil veces vista en el deporte. Equipo moribundo que toca fondo y que resucita milagrosamente escasos días después sólo con un cambio de entrenador. Lo demostró ayer de nuevo el Unicaja. Del ridículo en Vitoria al resurgir frente al Lucentum Alicante. Seis días han pasado entre uno y otro espectáculo, sólo cinco entrenamientos con Luis Casimiro. Y el equipo parecía otro. Ya sucedió hace 14 meses cuando se produjo el relevo Aíto-Chus Mateo, sucediéndole entonces al ridículo ante el Gran Canaria una soberana paliza al CAI Zaragoza. Quizá alguno de los jugadores que perviven en la plantilla actual puede dar alguna clave de por qué sucede.

De pronto, el equipo triste y depresivo que llevaba más de dos meses acumulando derrotas recuperó el brío y la lucidez perdidos. Con sus mismas carencias de antes y algún arma menos (Abrines fue baja por una tendinitis) dijo basta y logró poner fin a una secuencia que quedará para los anales de la historia del club cajista. Ahí quedaron las 15 derrotas en los últimos 16 partidos, ahí se rompió la devastadora racha que se ha llevado por delante todo el buen trabajo de los primeros meses. El Unicaja volvió a ganar en su casa 70 días después de su último éxito casero. Con los mismos jugadores que le han sumido en una grave crisis, con los mismos sistemas de ataque y apenas dos retoques defensivos. Cuesta creerlo, pero no será la última vez que suceda. El mensaje de Mateo dejó de tener eficacia y el de Casimiro cuenta ahora con el entusiasmo de la plantilla. Puede ser una explicación.

El efecto nuevo entrenador impulsó al Unicaja en el inicio del choque. Hastiado de tanta derrota, floreció una actitud renovada, típico en estos casos, y el equipo malagueño gobernó el encuentro con cierta solvencia gracias a una defensa que subió muchos enteros respecto a partidos anteriores y a un descaro ofensivo desconocido en las últimas citas. Las canastas de Freeland y Zoric para comenzar el duelo fueron una declaración de intenciones (4-0). Y el equipo malagueño ya no perdió la iniciativa en ningún momento. Se aprovechó de una versión deslucida del Lucentum, que maravilló en la primera vuelta, cierto es, pero su capacidad para presentarse sin los fantasmas del pasado fue meritoria.

El equipo hizo suyos a la primera oportunidad los tres mandamientos dictados por Casimiro: defensa, rebote y buena circulación de balón. Esto último será lo que más cueste conseguir, pues precisa de trabajo en los entrenamientos y algunos ajustes en los sistemas, pero los otros dos aspectos son más realizables. Básicamente depende de la actitud y las ganas que se pongan. Y ayer hubo mucho de eso. El equipo malagueño se exprimió atrás y cogió todo lo que rechazaba el aro (15 rebotes en los primeros diez minutos), dejando que el rival anotara únicamente dos canastas en juego en los primeros diez minutos (una canasta de Ivanov y un triple de Rautins). La fórmula para sentar las bases del triunfo la cuadró Joel Freeland, con mucho que demostrar en este tramo final de temporada, y el Unicaja disfrutaba ya de una renta muy favorable al final del primer periodo (21-12).

No hubo muchas oportunidades para calibrar la entereza mental del equipo, pero el primer y prácticamente único momento de peligro fue solventado de manera positiva. Regresó el rumor al Carpena cuando el aro volvió a empequeñecerse en los primeros compases del segundo cuarto. Dos puntos en cinco minutos y medio que permitieron a los de Vidorreta agarrarse al encuentro (23-19). Pero apareció el capitán, con un par de robos de balón y dos triples consecutivos, para agilizar el atasco ofensivo e impulsar de nuevo al Unicaja (31-21), que dio el golpe definitivo nada más regresar del vestuario gracias a dos triples de Devries y Valters (48-32). Esos 16 tantos fueron la máxima renta, pero el partido nunca peligró. Buenos minutos del base letón en uno de esos días en los que se siente protagonista, del joven Lima, muy intenso en los dos aros, y de Luka Zoric, que hizo sangre a un débil juego interior alicantino. Al fin un partido sin sobresaltos. Al fin una victoria.

"Ustedes saben, algunas veces la tarea del artista es saber cuánta música podemos producir con lo que nos queda". La cita es de Itzhak Perlman, el violinista que Luis Casimiro puso como ejemplo en la previa del duelo al ser capaz de finalizar una pieza con sólo tres cuerdas en su instrumento. El violinista Casimiro logró ayer que el Unicaja recuperara la melodía con las mismas tres cuerdas con las que venía desafinando. Le quedan ocho conciertos para completar su obra.

Ficha técnica:

72 - Unicaja (21+17+17+17): Valters (14), Devries (5), Peric (2), Zoric (13), Freeland (12) -cinco inicial-, Lima (8), Rodríguez (10), Darden (6) y Rowland (2).

60 - Lucentum Alicante (12+18+13+17): Llompart (3), Stojic (-), Ellis (5), Ivanov (10), Kone (8) -cinco inicial-, Barnes (8), Dewar (10), Rautins (8), Freire (8) y Jodar (-).

Arbitros: Pérez Pizarro, Jiménez y Martínez Díaz. Sin eliminados.

Incidencias: Partido correspondiente a la vigésimo sexta jornada de la Liga Endesa, disputado en el Palacio de los Deportes José María Martín Carpena ante 8.100 espectadores.

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