Feria de Málaga

La mejor Feria, la que se vive entre amigos

Grupos de amigos bailando una sevillana

Grupos de amigos bailando una sevillana / Ana Jiménez (Málaga)

Las calles están repletas de personas. El día festivo lo merece. Hay gente vestida de flamenco y personas que pasan con flores y abanicos. Entre éstas, las que cantan y bailan animando la fiesta. Muchos son los grupos familiares y de amigos que se reúnen cada año para cantar y pasarlo bien. Guitarras, tambores y cajón animan al jolgorio a cada una de las personas que están en Liborio García, una de las paralelas a la calle Larios, la principal del centro. Allí, unos holandeses siguen a este grupo que se hace llamar Coro El Jaleo. Desde hace tres décadas bajan cada año a poner ritmo y alegría a la Feria.

En la calle, un gran grupo rodea a este coro que está cantando sevillanas. El gran número de integrantes que lo forman llama la atención a los viandantes. Mayores, niños, turistas y todos los que pasean por la calle se acercan a a disfrutarlo. En el medio se agrupan parejas para bailar sevillanas; todas debidamente ataviadas con sus trajes de flamenca. Cada año se refundan en sus trajes y salen a la calle a pasarlo bien sobre todo, que es lo importante. “Somos todos familia; sino unos de uno, otros de otros o amigos. Y lo que hemos encontrado es una forma de disfrutar de la Feria diferente a las demás”, aclara Carlos Torres, uno de los componentes del coro.

Familias enteras componen este grupo. Abuelas, madres, hijos, primos... Para ellos es una manera diferente de vivir la Feria ya que el primer día que bajaron hace treinta años, los precios ya estaban altos. Por eso, ya en aquel entonces se organizaron una manera diferente y en grupo para disfrutar de la tradición. Cada día, cuando el trabajo se los permite, bajan al centro. Lo suelen hacer los fines de semanas de Feria y en los días festivos como este martes. Van cargados de neveras llenas sobre todo de agua para afrontar el calor. Además, cada uno de los componentes lleva algo de comida para compartir, una forma diferente de pasar un buen día de juerga.

Pero los grupos de amigos y familiares no son los únicos que bajan al centro. También, hay pandas de verdiales que se unen para cantar y tocar esta música típicamente malagueña. En la esquina de la calle Alarcón Luján, algunas personas más mayores se reúnen para cantar y bailar. Atraen a todos los públicos que se van agolpando para no perder ningún detalle. Los móviles salen a relucir y los feriantes se van animan más y más. Cada uno de los que se agolpan quieren bailar o tocar las palmas.En este ambiente tradicional, siempre se plantea la duda de si la Feria del centro en algún momento desaparecerá.

Los que conforman estas iniciativas prefieren que esto nunca llegue a su fin. Estos días están siendo de poca afluencia, salvo casos puntuales en algunas franjas horarias o en algunas calles donde sí se agolpan más las personas para ver a estos grupos. “Creemos que la acción del centro es una opción para la gente que quiera una cosa más tranquilita. Y además, así mostramos el escaparate tradicional y popular de la Feria de Málaga a nuestros visitantes, a los extranjeros que vienen al centro”, afirma Carlos Torres. A los turistas le gusta sobre todo este ambiente de vivir la cultura malagueña en su máximo esplendor, de hacer fotos a las mujeres vestidas de flamenca y de tratar de llevar el ritmo. Así lo intenta una niña holandesa que mira a las mujeres para saber cómo hacerlo.

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