La farola

Los encantos de este pueblo de Málaga: un manantial y cuevas refrescantes

Manantial de los Cascajales, en Benaoján.

Manantial de los Cascajales, en Benaoján. / malaga.es

En la serranía de Ronda, dentro del impresionante parque natural de Grazalema, se encuentra Benaoján, un encantador pueblo de la provincia de Málaga. Aquí se fusionan los parajes de alto valor natural con espectaculares cuevas que han sido esculpidas por la acción del agua durante milenios, creando formaciones asombrosas que parecen sacadas de un cuento de hadas. Estas cuevas no solo son un deleite visual, sino también un testimonio vivo de la presencia de diferentes grupos humanos en la Prehistoria, ya que aún se pueden apreciar vestigios de su paso.

Pero hay otro tesoro que a menudo pasa desapercibido en el hermoso pueblo de Benaoján, y es un pequeño espectáculo natural que ofrece un refugio refrescante en medio de las cálidas temperaturas veraniegas: el manantial de agua conocido como Los Cascajales. Durante siglos, este manantial fue utilizado para mover molinos hidráulicos, y en la actualidad, sigue siendo un rincón mágico donde la naturaleza regala una fuente inagotable de agua cristalina y pura.

En Benaoján, el encuentro con la naturaleza es una experiencia única, y tanto los visitantes como los lugareños pueden disfrutar de la belleza de sus paisajes y la tranquilidad que brindan sus rincones naturales. Es un lugar perfecto para conectarse con la esencia de la tierra y sumergirse en la historia que yace entre sus grutas y manantiales. Un destino que combina a la perfección el disfrute del entorno natural con la riqueza histórica que se respira en cada rincón del pueblo.

En la parte baja del pintoresco pueblo de Benaoján, en torno a la encantadora estación de tren, se encuentra el preciado manantial de Los Cascajales o Molino del Nacimiento. Este manantial es uno de los numerosos molinos hidráulicos que han dado vida a esta zona durante siglos. En el siglo XIX, el célebre inventario de Pascual Madoz menciona al menos una decena de estas construcciones en la región. Hoy en día, aún se pueden apreciar los restos del Molino del Santo, cuyo nombre se ha perpetuado en un acogedor hotel cercano al manantial, así como de otros molinos que también tuvieron gran envergadura e importancia en su época. A lo largo del cauce del benevolente río Guadiaro, en las proximidades de la estación, se encuentra el Molino del Caracol, que en la actualidad se ha transformado en uno de los muchos alojamientos rurales que ofrece esta zona.

El pueblo es también un punto de partida ideal para explorar diferentes rutas con la naturaleza como protagonista, ofreciendo una experiencia única de conexión con el entorno natural. Aquí también existen emocionantes vías ferratas, incluyendo una diseñada para los más pequeños, así como impresionantes acantilados que desafían a los aventureros. Sin embargo, el mayor tesoro de la zona se encuentra bajo tierra, con tres cuevas extraordinarias que figuran en el catálogo de cavidades más espectaculares e importantes de la península ibérica: El Hundidero, El Gato y La Pileta.

La cueva del Hundidero, ubicada en las cercanías de Benaoján y perteneciente también al término municipal de Montejaque, es un asombroso espectáculo desde su entrada misma. Una gigantesca grieta da paso a una cavidad con un techo que se eleva a más de 50 metros sobre el suelo, dejando a cualquier visitante con una sensación de insignificancia ante semejante magnitud. En el interior, la cueva alberga un río subterráneo que ha dado lugar a formaciones espectaculares a lo largo de los milenios. Además, en las proximidades de esta cavidad, los curiosos pueden visitar una presa que fue construida hace un siglo en un intento fallido de poner en marcha un pantano.

La cueva del Gato es otro fascinante tesoro de la zona, reconocida por sus pinturas prehistóricas y una entrada icónica con una poza de agua que cautiva a los visitantes. Alrededor de esta cueva, se encuentran diversas rutas naturales y establecimientos hosteleros y hoteleros que brindan la oportunidad de reponer fuerzas tras la exploración.

Por su parte, La Pileta es una cueva de gran importancia histórica y arqueológica. Su singular zoológico de pinturas rupestres ofrece un misterioso vistazo a la vida de los humanos prehistóricos. Esta cueva posee una historia peculiar y aún hoy en día continúa siendo un lugar de investigación, no solo en lo que respecta a la presencia humana, sino también en sus peculiaridades zoológicas y geográficas.

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