Málaga

Agua del grifo como de botella

  • Consumidores y vecinos coinciden en que el agua de Málaga ha mejorado mucho gracias a la desalobradora de El Atabal

El agua que llega a los hogares en Málaga capital ha ido ganando adeptos en los últimos años gracias a que ese sabor salobre tan desagradable que la caracterizaba se ha ido suavizando desde que entró en funcionamiento la desalobradora de El Atabal en 2005. No ha sido tarea fácil conseguir neutralizar las altas concentraciones de sal con las que llegaba de los pantanos del Guadalhorce. Pero con el tiempo ha logrado ir escalando puestos en el ranking de las aguas de mejor calidad en comparación con otras ciudades andaluzas e igualar incluso a la que se vende embotellada.

La Empresa Municipal de Aguas de Málaga (Emasa) lo defiende así en los análisis que realiza a diario y que demuestran, según sus datos, que el agua que sale por el grifo de los hogares malagueños sólo es superada en calidad por la de Córdoba, Sevilla y Huelva, mientras que mejora con creces a la de Almería, Cádiz, Granada, Jaén, Murcia, Alicante o Valencia que tienen niveles mucho más altos en lo que a conductividad y dureza se refiere.

Son precisamente, según el gerente de Emasa, José Luis Rodríguez, los factores que determinan el sabor final del agua. Por ejemplo, en el caso de la conductividad o la cantidad de sales disueltas en el agua de Málaga se ha reducido drásticamente con la planta de El Atabal hasta el punto de que de las entre 1.200 o 1.400 microSiemens por centímetro (unidad de medida) que traen los recursos del embalse del Guadalhorce, hasta tres veces más salobre que el agua del mar Mediterráneo, la que sale por el grifo suele estar en las 257.

Este dato es más ilustrativo si se compara con los 1.080 microSiemens por centímetro de conductividad que llega el agua a los hogares en Almería o los 986 de Valencia, aunque no tan buena como la de Córdoba o Huelva que apenas tienen 195 y 199, respectivamente.

Comparado con el agua mineral de marcas tan prestigiosas como Fontvella, Lanjarón o Solán de Cabras, la de Málaga sólo supera a la primera en cuanto a la sal se refiere. Pero no a la dureza, es decir, las sales correspondientes a la cal y que la planta de El Atabal consigue reducir hasta los 94 microgramos por litro frente a los 136, 104 y 249, respectivamente, con la que se vende el agua de estas tres marcas.

Que el agua es mejor ahora es una opinión que también comparte la Unión de Consumidores (UCE) de Málaga que la califica incluso de "extraordinaria". El presidente de este colectivo, Jesús Burgos, aseguró que no se trata de una sensación sino de "una realidad que constatamos con análisis propios" y que demuestran que es "mucho más recomendable que el agua embotellada". Sí critican la dejadez que las comunidades de propietarios ejercen a la hora de mantener los algibes de los edificios y a Emasa por "no obligarles a hacerlo", ya que esa falta de limpieza puede alterar el sabor con la que el agua de la red municipal llega a las casas.

Parece que en general los vecinos también tienen la misma impresión de que el agua de Málaga ha mejorado mucho, pero el presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos Unidad, Ramón Carlos Morales, no cree que eso "tenga nada de particular ni sea un mérito con lo que ha subido el precio del agua en los últimos años".

Sin embargo, la reconocida mejora de la calidad del agua de la capital apenas ha repercutido en la venta de agua embotellada. Al menos, eso es lo que aseguró el propietario de la cadena de supermercados Maskom, Sergio Cuberos, que señaló que sin ir más lejos en el último año se ha vendido un 5% más de agua mineral en botella y lo único que sí se ha percibido es que por culpa de la crisis económica "la gente opta por las marcas más baratas".

Mejor agua sí, pero el agua mineral sigue siendo aún un duro competidor para Emasa.

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