Un total de 3.001 muertes más de las previstas. Esa es la cifra que contabiliza el Sistema de Vigilancia de la Mortalidad Diaria (Momo) en los últimos tres años en la provincia de Málaga. Especialistas consultados son muy cautos porque no hay estudios científicos que permitan sacar conclusiones, pero defienden la hipótesis de que el llamado exceso de mortalidad es producto de las consecuencias directas e indirectas de la pandemia.

Desde el 1 de enero de 2020 hasta el 31 de diciembre de 2022, Momo tiene registrados en la provincia 45.830 fallecidos mientras que –según proyecciones estadísticas– se estimaban 42.829. Es decir que hubo 3.001 muertos más de los previstos, según Momo.

En 2020 se preveían 14.086 y se notificaron 14.923; de modo que hubo 837 más de los esperados. En 2021 la previsión era de 14.120 y se registraron 15.439; de manera que la realidad superó en 1.319 la previsión. Y en 2022, las cifras fueron 14.623 y 15.468 respectivamente, lo que supuso un exceso de mortalidad a nivel provincial de 845 personas. Según datos del Instituto de Estadísticas de Andalucía, en el segundo trimestre de 2022 se registraron 3.451 fallecidos. Es decir, más incluso que en el mismo periodo de 2020 –en pleno estallido de la pandemia– cuando hubo 3.148.

El geriatra José Antonio López Trigo aclara que no hay estudios científicos que den una explicación a estas muertes por encima de las esperadas, pero da su hipótesis: “Puede ser el efecto arrastre del Covid; las secuelas tardías de la pandemia”. El facultativo recuerda las consecuencias directas del coronavirus –desde los que fallecieron pocas semanas después de contraer la infección a los que murieron meses más tarde por descompensaciones en las que ese patógeno fue el detonante– y las indirectas –entre las que cita las derivadas de las demoras en los diagnósticos y la asistencia de muchas otras patologías–. Y hubo retrasos no sólo porque al Covid consumiera numerosos recursos asistenciales, sino hasta porque los pacientes –sobre todo al principio de la crisis epidemiológica– tenían miedo de acudir a un centro sanitario por temor a contagiarse el virus.

López Trigo precisa que en 2022 en la provincia se registró una sobremortalidad del 20%. entre los mayores de 85 años. Aunque es un tramo de edad muy avanzado, considera que se trata de “un incremento de mortalidad enorme sobre lo esperado”.

El vicepresidente segundo del Colegio de Médicos de Málaga, José Antonio Trujillo, tiene las mismas cautelas y sospechas que López Trigo. “Los datos son muy llamativos. Sorprenden por lo elevado y, en estos momentos, son difícilmente explicables. No se han hecho públicos aún los detalles de las causas de esas muertes ni los datos desagregados, por lo que, por ahora, lo único que se puede hacer es elucubrar y plantear hipótesis”, advierte. Pero comenta que aunque “no se puede afirmar que haya una causalidad directa, huele a eso”; en alusión a las consecuencias directas e indirectas del Covid.

“En España tenemos una expectativa de vida larga, con un gran porcentaje de pacientes crónicos que han sufrido los efectos de la pandemia en la atención sanitaria. Hemos conocido retrasos en los diagnósticos y en los tratamientos de enfermedades muy importantes en mucha población. El Covid ha trastocado el funcionamiento normal de un sistema sanitario que tampoco gozaba de buena salud antes de que tuviera que lidiar con una emergencia sanitaria”, afirma. Y añade: “En mi opinión, este factor puede ser clave para explicar el exceso de mortalidad con mucha probabilidad”. Pero insiste en que aún no hay ningún estudio serio ni en España ni en Málaga que explique el exceso de mortalidad. Incluso advierte que en 2022, cuando ya las infecciones por Covid no tuvieron tanto impacto en las muertes, España fue el segundo país europeo con más exceso de mortalidad, con un 17% sobre lo previsto.

En la pandemia, en provincia se han registrado 2.866 fallecidos infectados de coronavirus. Pero este dato tampoco explica por sí mismo el exceso de mortalidad, ya que de estos óbitos, algunos son por Covid y otros con Covid. Es decir, que en estos últimos, el coronavirus no fue la causa de la muerte.