Málaga

Fallece a los 91 años Pepa Baeza, fundadora de la mítica Fonda Casa Pepa de Carratraca

Pepa Baeza en su cocina.

Pepa Baeza en su cocina. / M.H. (FONDA CASA PEPA)

La Fonda Casa Pepa de Carratraca está de luto. La que fuera su fundadora, Pepa Baeza, ha fallecido este miércoles a los 91 años. La malagueña, siempre cerca de los fogones incluso después de su retiro, deja un legado gastronómico extensísimo que ahora sus familiares tratarán de continuar, igual que llevan haciendo de un tiempo a esta parte. 

El establecimiento, con más de 50 años de historia, es muy conocido dentro y fuera de la provincia por una particularidad: su forma de ofrecer los platos. "Nosotros servimos la comida como si cada uno estuviera en su casa, ponemos la olla directamente y damos la posibilidad de repetir. Eso es una cosa que impresiona a los nuevos clientes", cuenta María José Román, nieta de la fundadora. 

Tampoco tienen carta, aunque acostumbran a ofrecer gazpachuelo (considerado uno de los mejores de Málaga por quienes lo prueban), cordero, lentejas, estofado con patatas y huevo o tapas de chorizo entre plato y plato. Un aspecto que debió de cautivar a los responsables de la Guía Repsol, pues la fonda ha sido reconocida este mismo año con un Solete. 

Algo similar ocurre con los comensales, dado que Casa Pepa es un sitio muy dado al trasiego de figuras conocidas. "Han pasado tantísimos...", explica María José antes de dar rienda suelta a su memoria: "Han venido políticos como Julio Anguita, Celia Villalobos, Elías Bendodo...". Pero no sólo. "También José Mercé, Carlos Arguiñano, Gloria Serra, Antonio Gala, Romina y Albano...". 

Aunque la figura más sugerente, a todas luces, es el actual rey de Inglaterra, Carlos III, en aquel momento príncipe, quien al parecer habría acudido hasta la zona por motivos regios y que, antes de volver a las islas británicas, paró en la fonda para degustar una cazuela de papas y magro con tomate. O al menos eso es lo que se cuenta. 

Y es que a estas alturas las vivencias ocurridas fonda son muchas, pero sin lugar a dudas lo que más destacan los allegados de Pepa, por encima de todo, es su buen hacer. Un carácter abierto que la llevó incluso a enseñar a cocinar platos típicos malagueños a una joven japonesa que se lo pidió y que después abriría su propio restaurante bajo el mismo nombre en el país del sol naciente. 

En adelante, los familiares de Pepa Baeza continuarán con el negocio como ella lo hizo siempre y, quién sabe, quizá se les deje caer por allí algún monarca en disposición de probar su mítico gazpachuelo. 

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