Málaga

Málaga da un nuevo paso para eliminar el cableado aéreo en el Centro histórico

  • Impulsa una segunda fase que incluye casi una veintena de puntos de un barrio catalogado como BIC

Imagen de archivo del cableado aéreo en el Centro de Málaga.

Imagen de archivo del cableado aéreo en el Centro de Málaga.

La presencia antiestética y, en ocasiones, peligrosa, del cableado eléctrico recorriendo la fachada de edificios y volando por algunas calles en el Centro histórico de Málaga parece tener los días contados. El Ayuntamiento de la capital sigue adelante con el plan impulsado hace ahora cuatro años para soterrar estas instalaciones.
Tras una primera fase de la iniciativa que permitió intervenir es las calles Larios, Granada, Molina Lario y las plazas del Carbón, del Siglo y de la Marina, ahora pone en marcha una segunda fase que va a permitir actuar en otros puntos de las calles Granada, San José, la Plaza de la Merced, la Plaza de Uncibay, Granados, Méndez Núñez, José Denis Belgrano, Niño de Guevara, Calderería, Plaza Marques del Vado Maestre, Luis de Velázquez, Ángel, Plaza del Carbón, Duque de la Victoria, Echegaray, San Agustín, Cister y Pedro de Toledo.
El coste de la intervención se aproxima a los 100.000 euros, sin IVA, siendo el plazo de desarrollo de las tareas contempladas de seis meses. Las empresas interesadas tienen hasta el 29 de junio para presentar sus proposiciones. Con esta acción se busca "diseñar, describir y justificar la actuación relativa a soterramiento del cableado aéreo en cruces de calles del Centro histórico de Málaga, planteando la recirculación del cableado mediante soterramiento cuando crucen las calles, de manera que no interrumpan la visual y en algunos casos se elimine un punto peligroso debido a su incorrecta instalación". 
La preocupación sobre el cableado en el Centro viene siendo objeto de atención desde hace años por parte de los técnicos municipales, que ya advertían tiempo atrás de que suponen "uno de los mayores impactos a la habitabilidad en el espacio construido", incidiendo en la "agresión" que supone este tipo de instalaciones sobre los monumentos históricos localizados en un barrio que tiene la catalogación de Bien de Interés Cultural (BIC).

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