Málaga

Málaga mira fuera para buscar trabajadores en sectores como la construcción, pero con un ojo en la vivienda

Obreros trabajan en calle Álamos.

Obreros trabajan en calle Álamos. / Javier Albiñana

El foco del debate en Málaga está puesto, al menos en los últimos años, sobre si estar de moda expulsa a los locales o si, por el contrario, es mucho mejor gestionar éxito. Lo cierto es que los niveles de contratación están en cifra récord –hasta este año no se había superado el techo de los 700.000 empleados en la provincia– y distintos sectores tienen que buscar fuera de los límites geográficos de la provincia trabajadores para cubrir la demanda. Especiales problemas está teniendo la construcción, pero el factor llamada lo están ejerciendo también desde el tecnológico o los servicios. 

Consultados constructores y promotores, hay dos cosas que el sector vienen demandando en Málaga: empleados cualificados y suelo finalista. Si bien para el segundo alegan trabas burocráticas, para el primero vienen echando cuenta de la falta de "interés que genera en los jóvenes" un trabajo que, aseguran, es estable, tiene unos horarios decentes y cada vez es menos físico. 

"Tenemos que llegar a los jóvenes", es una idea repetida una y otra vez por Violeta Aragón, secretaria de la Asociación de Constructores y Promotores (ACP) de Málaga, que viene cifrando la media de edad de sus trabajadores en torno a los 45 años. Esto, a todas luces, es un problema si no se encuentra un relevo generacional que, de momento, no se da. 

Para paliarlo, de momento, están buscando trabajadores en las provincias aledañas, como Granada, Córdoba o Jaén, cuando antes se buscaban en países cercanos, sobre todo en los africanos. "Es difícil encontrar empleados para los puestos que necesitan más formación", vienen apuntando los constructores. 

La mirada está puesta en la FP Dual para que puedan acceder a puestos con horarios reglados, sueldos pactados por convenio y fines de semana libres. Si bien en los últimos años han llegado a situar la demanda en torno a los 15.000 trabajadores, en estos momentos no se pillan los dedos con una cifra. 

Pero, en temporada alta hosteleros y hoteleros también se encuentran con problemas. Donde antes sobraban camareros o recepcionistas, hoy hay que buscar debajo de las piedras, sobre todo tras la pandemia, "durante la época que estuvimos cerrados, muchos se fueron a la construcción o el comercio, que son trabajos con mejores horarios y, como son buenos trabajadores, los empresarios se los quedaron", recuerda Javier Frutos, líder de la patronal de hosteleros malagueña cuando se le pregunta el motivo de la falta de personal en las últimas temporadas. 

Tanto es así que este verano Manuel Villafainas, representante de los chiringuitos, llegó a asegurar que algunos empresarios habían tenido que cerrar parte de sus terrazas o poner menos mesas, "o no alcanzaban". Y en la Feria de Málaga algunas casetas renunciaron a sus licencias por no encontrar trabajadores que sirvieran sus platos y bebidas frías. 

No es el único sector ávido de trabajadores en la provincia. El tecnológico es otro de los que buscan y no encuentran al ritmo que necesitan. En el PTA ya acumulan uno de cada cinco trabajos de la capital, y de los más de 20.000 empleados con los que cuentan en este momento, la mirada está en alcanzar los 50.000 en el medio plazo

Esto, claro, no se puede hacer sólo con los egresados que da año tras año de la Universidad de Málaga. Las grandes empresas como Vodafone, Google, Oracle y otras más pequeñas como Brite, pero que también hacen ecosistema apuestan por un conjunto mixto entre fichar el talento local –y potenciarlo en la medida de lo posible– y atraer al foráneo, "no llegamos a contratar la cantidad de ingenieros que necesitamos", es la respuesta que dan todos los empresarios del sector a la pregunta de si alcanza la mina de generar trabajo malagueña. 

Así, el INE estima que la provincia de Málaga es la que más crecerá; en los próximos 15 años, calcula que la población aumentará en 300.000 personas, hasta alcanzar los 2 millones de habitantes, sin contar con la población flotante proveniente del turismo. De ahí que se encuentre el segundo problema: la vivienda.

Si el precio de la vivienda sigue así, tendrá un efecto muy negativo sobre el mercado de trabajo

Con un mercado demandante de personal foráneo, el mercado de la vivienda en la provincia está cada vez más tensionado, marcando un aumento del precio del alquiler y la venta al alza constante –con sólo tres meses de ligerísimas bajadas– desde que acabó la pandemia. 

Javier Font, secretario de la Junta de Gobierno del Colegio de Economistas de Málaga, ve un cóctel explosivo en la vivienda que nace de la falta de suelos, la llegada de personas con un nivel económico superior o la falta de seguridad jurídica y la poca flexibilidad para adaptarse al precio de mercado una vez que se fija el contrato en el alquiler. De ahí, que estime que se "seguirán observando subidas de precio en el alquiler de las viviendas". 

Esto, a su juicio, "tendrá un efecto muy  negativo sobre el mercado de trabajo, al desincentivar la llegada de trabajadores de otras provincias". A esto, el economista añade que "supone un problema para aquellos sectores intensivos en mano de obra, como es el sector servicios, agotada la oferta local y restringida la llegada de trabajadores de fuera, la espiral inflacionista esta asegurada".

Así, para Font esta espiral de necesidad de trabajadores en sectores claves y el alza de la vivienda que podría lastrar las posibilidades a la hora de habitar la provincia –como ya viene ocurriendo en otros puntos de España como Baleares– hace esta casuística "tome una especial relevancia" que preocupa en el Colegio.

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