Después de que el pasado mes de junio se aprobase el proyecto de ejecución del llamado NeoAlbéniz, la Gerencia de Urbanismo ha retomado ahora la operación. El Ayuntamiento acaba de dar luz verde a los trabajos de demolición previos al comienzo del proyecto que está llamado a prorrogar el espacio cultural ya existente junto al Teatro Romano, que servirá para completar la infraestructura actual que da cabida al Festival de Cine. 

El derribo afectará a dos edificaciones ya existentes, manteniendo la muralla al sur de estas naves para su posterior puesta en valor. El importe de licitación es de 181.139 euros y el plazo de ejecución es de cuatro meses. Las empresas interesadas tienen 15 días naturales para efectuar sus propuestas.

La Junta de Andalucía reclamó para la construcción del NeoAlbéniz, además de la demolición de las naves preexistentes, que el Consistorio efectuara una vigilancia arqueológica del derribo, antes de continuar con la construcción del nuevo edificio. El Ayuntamiento actúa sobre una zona de 1.615 metros cúbicos con 896 metros cuadrados construidos. 

La apuesta del alcalde, Francisco de la Torre, que puso sobre la mesa la propuesta a mediados de 2018, pasa por construir un nuevo inmueble de 1.554 metros cuadrados en las dos naves que el Consistorio tiene en la Plaza Jesús El Rico. Esta edificación debe permitir albergar dos salas para proyecciones, espacios para microcontenedores culturales y la sede de la Málaga Film Office y la administrativa del Festival de Cine.

La intención es que la operación incluya, además, la rehabilitación de la ladera de la Alcazaba con el respeto a los restos arqueológicos de la muralla y la barbacana. La intervención permitirá, además, recomponer la imagen urbana a la salida del túnel de la Alcazaba, ocupada por dos naves y una medianera. Y contempla la ampliación del Albéniz con 200 butacas más.

El NeoAlbéniz se resolverá con un volumen de carácter tectónico, con predominio del macizo sobre el hueco, enfatizando mediante dos planos inclinados, con la diagonal marcada en la fachada norte, la visual hacia la Alcazaba. Se trata de liberar tanto el acceso, estrangulado por la entrada al aparcamiento, como la mediana trasera, con aperturas hacia la Alcazaba y los restos arqueológicos.

Para buscar la cohesión entre el Centro histórico y crear "algo especial y con un toque escultórico", la altura del conjunto será de B+3, sin llegar a la edificabilidad adoptada de B+5. También se respetarán los patios de luces existentes. Además, para rehabilitar la totalidad de las traseras, el proyecto contempla la implantación de un jardín vertical en la mediana colindante del inmueble de calle Pozo del Rey. El espacio exterior limítrofe entre la falda de la Alcazaba y el volumen propuesto se recuperará como parque urbano ligado a los restos arqueológicos y al propio uso del edificio.