Tres personas fueron denunciadas y cinco embarcaciones, cada una de las dotada con un generador y un foco de luz, fueron intervenidas en la madrugada de ayer en una operación llevada a cabo en el puerto de Málaga contra la pesca ilegal de inmaduros conjuntamente entre la Guardia Civil y la Policía Portuaria.

Fueron precisamente los policías portuarios los que avistaron sobre la 1:55 horas de ayer como pescadores furtivos sobre tres embarcaciones estaban disponiendo tres botes de luz frente al pantalán de levante, a unos 50 metros del cantil del muelle. Rápidamente activaron el protocolo y avisaron a la Guardia Civil y a Inspección Pesquera.

Media hora después ya eran siete los botes de luz que se habían concentrado en esa zona. Pero cuando la patrullera Río Ter de la Guardia Civil hizo su aparición por la bocana del puerto poco antes de las 3:00 de la mañana, los ocupantes de las embarcaciones con motor trataron de huir en dirección hacia el muelle siete y a la zona de pescadería donde hay más recovecos para poder esconderse. Según pudo saber este periódico, algunos de los pescadores furtivos lograron escapar pegados al muelle nueve en dirección hacia la playa de San Andrés.

La patrullera de la Guardia Civil se fue directamente hacia los botes de luz que habían quedado abandonados en el mar frente al pantalán de levante, mientras que cuatro policías portuarios divididos en dos vehículos se dirigieron hacia al muelle tres donde recuperaron un bote de luz que había sido abandonado en la huida por carecer de motor y otro en el pantalán con una persona en su interior. Por su parte, los agentes de la Guardia Civil recuperaron en el mar cuatro botes de luz y dos personas que tampoco habían podido escapar.

Tanto las embarcaciones como los tres pescadores furtivos fueron desembarcados en el muelle número 3 del puerto, donde todo el material fue intervenido y estos individuos denunciados por infracciones administrativas relacionadas con la pesca marítima y las normas de navegación.

Con la llegada del verano y la mayor demanda de pescado por la afluencia de visitantes, la decena de bolicheros que tradicionalmente han desafiado a los inspectores y la Guardia Civil siguen haciendo de las suyas. El hecho de que los expedientes sancionadores no lleguen casi nunca a nada porque suelen declararse insolventes y que en el Código Penal no esté tipificado claramente como delito ha favorecido el repunte de una actividad. Torre del Mar sigue siendo la zona más conflictiva, seguida de El Bulto y El Palo en la capital.