Core, el nuevo club de baile alternativo del Centro de Málaga que surge de las cenizas de la sala Velvet
"Intentaremos estar a la altura de este espacio tan legendario de la música malagueña", aseguran los dueños
La sala Velvet, leyenda de la música alternativa en el Centro de Málaga, cierra sus puertas tras 17 años

Málaga/Sus dueños lo tienen claro: “Si hubiéramos montado una discoteca de reguetón habríamos hecho mucho más dinero". Sin embargo, "nos sentimos parte de un movimiento importante que está surgiendo en Málaga que no podemos obviar y al que queremos aportar un escalón más”, asegura Saúl, uno de los socios de Core, la nueva sala de conciertos y club de baile alternativo del centro.
Saúl Roldán, Alejandro Alarcón y Antonio Mérida llevan más de ocho años como promotores de algunas de las fiestas más vanguardistas de la provincia. Ocupando nichos diferentes, han impulsado numerosos eventos de electrónica alternativa, conciertos de artistas urbanos y, por supuesto, el santo grial con el que se hicieron conocidos, la fiesta semanal Fiebre Club.
Los padres del popular evento que se llevaba haciendo todos los jueves sin falta desde hace seis años en la sala Velvet se animan y dan el paso más ambicioso en su carrera como promotores, abrir su propia sala. Además, no en cualquier sitio, sino en la última ubicación de Velvet Club, en calle Convalecientes, con todo lo que eso significa.
“Nuestra intención es recoger el testigo de Velvet y seguir ofreciendo un espacio alternativo donde habrá tanto sesiones de Djs como música en directo. Intentaremos estar al nivel, pero Velvet es indudablemente una sala legendaria de esta ciudad”, explica Saúl.
La programación de Core, que arranca este jueves 23 con Fiebre Club, promete ser un híbrido entre “la cultura de club electrónico europeo” y un espacio para bandas y proyectos que busquen un hueco para tocar en el centro. “Aunque será una sala mayoritariamente de baile, la música en directo será algo recurrente en la semana. La idea principal es que Core se convierta en un club un poco más cuidado con una selección de DJs y de fiestas y guardar un espacio para los conciertos, que también nos gustan mucho”, explica Roldán.
Aunque Saúl, Alejandro y Antonio se han convertido en empresarios relativamente jóvenes, tienen 32, 27 y 35 años respectivamente, y saben que se han metido “en un embolado”, también admiten que tienen “muchos tiros dados”. Alejandro era el cabecilla de Tropic, una fiesta que se hizo muy popular hace unos años en el centro de Málaga, Antonio de una promotora de electrónica llamada Before, y Saúl lleva al frente de Fiebre seis años, ademásde otros proyectos que manejan de forma paralela.
“Nuestra juventud no significa inexperiencia, de hecho, es una ventaja porque nos acerca mucho a lo que está ocurriendo y nos hace estar actualizados. Si ahora hay una corriente concreta de música urbana o de electrónica que está gustando, la traeremos. Queremos ser una sala que ofrezca novedad y actualidad”, explica el mediano de los tres socios de Core.
Las conclusiones son obvias, y es que del éxito que ha tenido Fiebre Club, que ya se desarrollaba en la sala Velvet, ha surgido de manera orgánica Core. Esta fiesta consiguió conectar con un nicho muy concreto de jóvenes de entre 18 y 25 años “que buscaban una forma alternativa de divertirse en una ciudad que ofrecía poca diversidad”, cuenta Saúl. La mezcla entre la música urbana y electrónica que ofrece, un espacio sin tabús ni códigos, y “por supuesto que la fiesta es los jueves y los estudiantes son los únicos que pueden permitirse salir ese día”, han hecho que Fiebre sea un punto clave del ocio nocturno malagueño para los jóvenes.
Eso y la buena situación aperturista que está viviendo Málaga los últimos años, según relata Saúl, son la clave para que iniciativas así tengan éxito. “En Málaga se está creando un movimiento enfocado al ocio e inspirado en tendencias europeas que está en auge y que cuando explote, no va a parar de crecer. Eventos como los ballroom que hace Recreo, las degustaciones de Guateque o el formato club que estamos implementando nosotros son parte de esa corriente que desembocará en algo chulísimo”, cuentan con ilusión los tres socios.
La mítica sala Velvet que llevaba programando conciertos durante 17 años ininterrumpidos frena su camino para dar el relevo a las nuevas tendencias. Sin embargo, Juan Diego Altamirano, antiguo dueño de la sala se queda dentro del barco. “Juandi se ha unido a nosotros como socio, y aunque no estará tanto aquí de forma presencial y lo echaremos de menos ha sido siempre una parte fundamental para que Core salga adelante”, asegura Saúl.
El concepto, por grande que se haga el proyecto o a donde se lleve, siempre ha sido el mismo, "la cercanía con el público y el poder tener a la gente bailando y disfrutando de la música al lado tuya. Ese es también definitivamente el espíritu de Core”, concluye Saúl.
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