Un desecho que salva vidas
Medicina Trasplantes de células madre de sangre de cordón umbilical
Esteban Cámara fue diagnosticado de leucemia hace poco más de un año · En todo el mundo no había un donante de médula ósea compatible · Su salvación ha sido un trasplante de sangre de cordón umbilical
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Las madres que donan el cordón umbilical de un hijo deben saber que han ayudado a salvar vidas. Gracias a un gesto que no duele y que permite aprovechar un desecho que iría a la basura, miles de enfermos encuentran la curación. Es el caso de Esteban Cámara, un joven malagueño de 36 años al que en noviembre de 2007 le diagnosticaron una leucemia de las malas.
Para él, que es militar, que había estado tres veces en Iraq, que era un hombre fuerte y corría 14 kilómetros diarios fue un mazazo. De Galicia -donde estaba trabajando- se vino a Málaga para tratarse. En el Hospital Carlos Haya empezaron a buscar donantes de médula ósea compatibles para un trasplante. Segundo golpe: ni en su familia ni en el mundo entero había un donante adecuado.
El equipo de Hematología del centro sanitario se decantó entonces por un trasplante de células madre de sangre de cordón umbilical. Y fue un éxito. Esteban se recupera de su enfermedad después de haber soportado seis meses de quimioterapia y dos de encierro en una cámara de aislamiento. Esta parte del tratamiento es muy dura: al paciente se le deja la médula casi a cero para poder sustituir sus células malignas por otras sanas. En ese momento queda expuesto a cualquier infección, de ahí la necesidad de que los enfermos permanezcan aislados. Esteban, de hecho, todavía debe llevar una mascarilla para protegerse de los virus que a una persona sana no le afectarían pero que a él pueden derribarlo.
Siempre ha sido optimista, pero ahora sus ojos chispean más, quizás porque los temores se van alejando. Dice su hematóloga, María Jesús Pascual, que hasta ha cambiado el semblante de su madre, que ve como su hijo recupera su vida normal poquito a poco.
Esteban no para de agradecer la atención recibida. "Sólo puedo echar flores a este equipo maravilloso que me ha tratado estupendamente", afirma. Su historia es un alegato a favor de la donación de cordón umbilical y él, su mejor portavoz. "Evidentemente, hay que dar paso a la ciencia. Gracias a estos avances yo y mucha gente podemos hablar de este tema. Una cosa que se tira, salva la vida a mucha gente", argumenta.
Pascual confirma que Esteban "si no hubiera tenido esta opción [de un trasplante de células madre de cordón umbilical] no habría tenido ninguna". Hace una década, estos enfermos se morían. Hoy, gracias a esta técnica, se salva la mitad.
Esteban no lo ha pasado bien. La quimio y la falta de ejercicio lo dejó en los huesos. Dice que lo mejor de los dos meses que pasó enclaustrado en la habitación de aislamiento era el aire que podía respirar cuando lo sacaban a hacerle una prueba. La enfermedad lo dejó casi sin poder caminar. Todavía no puede correr los 14 kilómetros diarios a los que estaba acostumbrado, pero ya da paseos e ir del baño a la cocina no le supone un esfuerzo titánico como antes.
Su familia siempre estuvo a su lado. La hematóloga dice que ese respaldo es fundamental, por el apoyo psicológico e incluso de cuidados que necesitan los pacientes.
Él también tuvo a otra familia junto a él, a la que nunca conocerá: la de Estados Unidos que donó el cordón compatible que hizo posible su curación.
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