Málaga

La interminable historia de los Baños del Carmen

  • El autor traza las claves de uno de los proyectos más polémicos de la ciudad desde la época del alcalde Aparicio y analiza los intereses de todos los agentes implicados

ANTE este controvertido tema, tratado recientemente en varios artículos de los arquitectos Salvador Moreno Peralta, autor de la propuesta ahora presentada por los concesionarios, Carlos Hernández Pezzi y Ángel Asenjo, con expresas o implícitas referencias a la Demarcación de Costas,  de la que fui responsable desde 1980 hasta el año 2002, creo conveniente informar a la opinión pública porque habrá quien no sepa de esta ya larga historia o se le puede haber olvidado, sobre lo que puede encontrar en las hemerotecas.

 Ya en los años 80, ante la negativa del concesionario de derribar el largo y alto muro que se adentraba desde la playa hacia el mar, construido para impedir el paso público desde la playa de Pedregalejo, además de tapiar el resto del recinto para cobrar por taquilla sólo por entrar a la playa y al parque, la Demarcación de Costas derribó dicho muro, informando con un cartel sobre el derecho del público a entrar gratuitamente, rechazando los tribunales los recursos presentados por el concesionario. Y la Demarcación redactó un proyecto de paseo marítimo peatonal, como prolongación del recién construido en Pedregalejo, para su unión con el de Pablo Picasso, respetando las instalaciones y el carácter natural del parque, que fue calificado públicamente por el alcalde Aparicio como "impresentable", pese a haber sido consensuado previamente con la Gerencia Municipal y el concejal de Urbanismo José Asenjo. Al oponerse el concesionario a su construcción, pese a estar previsto que iba a ser sufragado por Costas, la Demarcación inició el expediente de rescate de la concesión, valorando la indemnización al concesionario en 183 euros, teniendo en cuenta el penoso estado en que tenía las instalaciones, los 60 años ya disfrutados desde 1918, y que pagaba, y sigue pagando, un canon de 15 céntimos de euro mensuales por la concesión de 40.000 metros cuadrados, incluyendo la playa. Recurrido por el concesionario dicho expediente de rescate fue anulado por el Tribunal Supremo por falta de alguna documentación administrativa, no obstante admitida a trámite por el de Andalucía. Y el concesionario reclamó a Costas 2,7 millones de euros de indemnización que fue desestimada por la Justicia.

Y entre 1990 y 1995 el Ayuntamiento elaboró un plan de ordenación y un proyecto de paseo y del parque con grandes plataformas hormigonadas y comercios, y el concesionario de Astilleros Nereo presentó uno de puerto deportivo, incluyendo un hotel, que no fue aceptado por Costas. En 1996, estando ya previsto por el Ministerio un presupuesto de 7 millones de euros para la regeneración de la playa, el paseo y la mejora del parque, los empresarios presentaron al Ayuntamiento otro proyecto de puerto deportivo incluyendo 600 viviendas residenciales y 10.000 metros cuadrados de comercios, y ante la opinión contraria de Costas, porque significaba la desaparición de esta histórica playa cuando el puerto se podía hacer en otra ubicación sin perjudicar a ninguna, el equipo de gobierno municipal solicitó la realización de un ensayo de laboratorio para confirmar si efectivamente dicha ubicación del puerto podía ser más inconveniente que otra, cuando Costas consideraba que aquel, además de innecesario y costoso, significaba una considerable demora en las actuaciones previstas, retomando finalmente el Ayuntamiento en 1998 la propuesta de regeneración de la playa, presentando dos años después un plan con 2.000 metros cuadrados de comercios, y en 2002 el proyecto  de construcción, no estando ya recogida la asignación presupuestaria por el Ministerio.

Sobre las referencias en dichos artículos publicados a la obra de regeneración de la colindante playa de Pedregalejo, hay que recordar que fue debida a la petición del Ayuntamiento en 1977 a la Demarcación de Costas de que hiciera un muro de defensa de algunas casas que los temporales ya habían empezado a derribar, y ésta , además de hacer el paseo con el muro, quiso también mejorar la casi inexistente playa con la primera obra de regeneración que se hizo en nuestro país, siguiendo el proyecto las pautas internacionales de entonces, aplicadas en Miami y otras famosas playas del mundo, además de que el Ministerio no aceptaba un coste mayor dado que no existía concepto presupuestario de mejora ni conservación de playas, situación que cambió felizmente desde el año 1982, y sobre todo con la Ley de Costas de 1988, cuando la Demarcación regeneró las playas de la Malagueta y la Caleta en 1991, por cierto asimismo con la falta total de colaboración de la Alcaldía. Dichas obras de Pedregalejo, así como las de El Palo, han servido de base para que, ante las intenciones de Gobiernos de distinto signo político, a las que me opuse todo cuanto pude, la reciente modificación de la Ley haya confirmado la no inclusión de ambas barriadas en el dominio público marítimo-terrestre.

Además como es notorio -basta comparar las fotografías aéreas de los años 60 y las de ahora- que las magníficas playas que tenía la provincia de Málaga se han ido en gran parte destrozando con edificaciones incluso encima de las mismas, como ocurrió en las playa de La Malagueta, y con un urbanismo extensivo que ha entubado o represado los cauces de arroyos y ríos, cuando la aportación natural de áridos a sus desembocaduras es la base de la existencia y conservación natural del 99% de las playas del mundo, como sabe cualquier observador de la naturaleza, lo que lamentablemente aún se ha seguido y se sigue haciendo a pesar de las advertencias de la Demarcación de Costas a los correspondientes organismos públicos con responsabilidad sobre la ordenación del territorio. Y así la causa principal de la desaparición de la playa de los Baños del Carmen fue el entubamiento del arroyo, al que debía su existencia, por la Urbanización Cerrado de Calderón, no obstante seguir diciendo el representante municipal que en aquella fueron los espigones, y las de Pedregalejo, el Palo y la Caleta han sido las represas construidas, para laminar las inundaciones, en los cauces de los arroyos Jaboneros, Gálica y Caleta pero que han retenido los áridos que históricamente alimentaban dichas playas.

 Ante todo esto, y entendiendo que cualquier proyecto puede ser objeto de crítica y que de ello debe salir la mejor solución, pero debiendo motivarse aquella en debida forma y sin insultar a nadie, mantengo mi criterio de que el proyecto de regeneración de la playa de los Baños del Carmen debe comprender las mínimas obras de escollera necesarias para la protección y conservación de la playa, respetando la zona de playa natural de cantos, con el paseo marítimo por el borde de la playa, para procurar las vistas sobre el mar y la costa, lo que es consustancial con el mismo, y llevándolo, no por la trasera del restaurante, sino por delante de su terraza, como se hizo con el de Antonio Martín al regenerar la playa de La Malagueta en 1991, y eliminar la tapia que actualmente rodea el recinto, poniendo en la zona que resulte necesario una verja diáfana, restaurando el parque a su estado natural y sin ensanchar la acera en 20 metros para encubrir un parking de 4.000 metros cuadrados, que reduciría el parque un 20% y aumentaría el coste total de las obras un 25%, cuando es suficiente una acera de seis metros, como tiene el paseo, al que se une, de Pablo Picasso, no siendo además tal parking necesario para el uso de la playa ni del parque, dada la concentración demográfica de la zona y la facilidad de transporte público, como así ocurre con las playas de la Malagueta y la Caleta, a pesar de la crítica pública que también hizo en este aspecto el alcalde Aparicio en 1992. No sé de ningún parking que se haya construido quitándole terreno a un parque, además de que en este caso solo podría aceptarse tras la ponderación, de forma motivada y coherente, de la imposibilidad de otra ubicación, y a tiempo está de construirse debajo del hotel, como han hecho otros muchos, pues teniendo la parcela prevista una extensión de 1.600 metros cuadrados para 100 habitaciones, hay espacio en dos sótanos para albergar 100 coches.

Lo procedente, en mi opinión, es que los concesionarios mantengan la explotación del restaurante, los servicios de playa y las instalaciones públicas del parque, y que la valoración de su anticipada aportación económica para las obras, que también a ellos les conviene que se hagan pronto, no incluya el coste de las instalaciones que pretenda explotar comercialmente, y que el canon sea el que actualmente corresponda. Respecto a los Astilleros Nereo, se debe seguir posibilitando su actividad, con rampa de varada y el espacio necesario, en el terreno contiguo, para retranquear su nave actual. 

Y si los concesionarios no aceptaran tener en cuenta el interés público, entonces, en mi opinión, conviene rescatar las concesiones o esperar a su vencimiento, exigiéndose mientras tanto al actual concesionario la debida conservación y buen estado de las instalaciones y del parque, y sacar después la concesión a concurso, antes que supeditar el interés público, por la escasez en este momento de presupuesto, a un interés privado que no respete adecuadamente aquél durante otros 75 años, teniendo en cuenta además del largo tiempo perdido, no por la Administración de Costas, el necesario para la aprobación del nuevo plan urbanístico para la pretendida inclusión del hotel, o los procesos judiciales para el rescate de la concesión, y sin olvidar que, además de que la aprobación de la nueva ordenación urbanística corresponde a la Junta de Andalucía, también le compete, en aplicación del Decreto de traspaso de esta competencia en el año 2011, la aceptación y formalización de la nueva concesión del dominio público marítimo-terrestre. Y el tiempo que falta para el vencimiento de la actual concesión puede ser aprovechado para actualizar el proyecto y la provisión de suficiente presupuesto, que puede reducirse significativamente con una actuación sostenible y respetuosa con el dominio y uso públicos, sin edificaciones innecesarias y con el tratamiento que menos desnaturalice este singular e histórico enclave, además de ajustar los precios a los actualmente más bajos de las constructoras.

Esta ha sido en resumen la postura que la Demarcación de Costas ha mantenido desde el principio, y siempre contraria a ubicar un puerto deportivo, viviendas y  comercios en los Baños del Carmen, como asimismo se ha manifestado la asociación de vecinos,  siendo, a pesar de su empeño durante más de 20 años, el único problema importante que aún queda por resolver en la costa del municipio. 

Y resulta curioso, por no decir otra cosa, que para algunos profesionales que se dedican al libre ejercicio, necesario y conveniente, a favor del interés privado, que los profesionales al servicio del interés público que difieran o pudieran diferir de sus criterios o de algunos aspectos de sus proyectos, sean o seamos a veces descalificados por aquéllos, incluso con insultos impropios de un profesional y sin tomarse la molestia de informarse debidamente del caso, porque les sale gratis o va incluido, en el encargo de sus clientes, tratar de conformar una opinión pública favorable a sus intereses, cuando nunca hice descalificación alguna de los mencionados arquitectos, sino por el contrario reconocer, como debe ser, sus méritos profesionales. 

Luis López Peláez. Doctor ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. Ex jefe de la Demarcación de Costas 1980-2002. Ponente-redactor del Proyecto de Ley de Costas de 1988.

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