María Rengel, artesana en Málaga con 38 años de bagaje: "Soy ceramista por pantalones, esto engancha"
Sus piezas, desde frutas y verduras realistas hasta joyería y murales, son elaboradas al detalle y con distintivo andaluz
Los dos museos de Málaga que se codean con la élite de España: entre los mejores del país
Frutas, veduras, joyas, murales o grandes mosaicos personalizados. Ningún reto se le resiste a María Rengel, diseñadora artesana instaurada en Málaga que arrastra consigo un bagaje a sus espaldas de 38 años de profesión. Persigue, desde una "evolución constante" y piezas "lo más perfeccionistas posibles", mantener el distintivo andaluz que la caracteriza. Especialmente, al ser natural del municipio malagueño de Álora (perota) y dedicarse a este arte hecho a mano "a veces no esté suficientemente valorado en España".
"Gracias a Dios tengo un taller, pero durante muchos años este ha sido mi casa e incluso he secado piezas debajo de la cama. Soy ceramista por pantalones, he tenido circunstancias como para colgar el delantal. Esto tiene sus altos y bajos, pero esto engancha, se van las horas. Ves la transformación desde un trozo de barro hasta el resultado final. El punto de incisión más álgido es cuando la ves en la tienda, parece otra", destaca Rengel a este periódico.
Y es que, según cuenta, su trabajo comenzó en Zarautz, en Guipúzcoa (País Vasco). Allí conoció el oficio en la Asociación Cultural Artezaleak durante tres años justo antes de formarse en la Escuela de Artes y Oficios de Granada, donde además hizo las prácticas con restauradores de la Alhambra antes de dedicar su vida por completo al barro. Llegando a dar clases durante nueve años y trabajando de forma personalizada, desde pequeños encargos hasta grandes murales de azulejos para particulares, entidades, instituciones y pueblos, que se ensambrlan pieza a pieza. Así como para nutrir a dos tiendas del centro de Málaga.
Productos y técnicas
Una de ellas, es la del museo Carmen Thyssen Málaga, para la que mayoritariamente obra frutas y verduras realistas y muestras acordes a las exposiciones itinerantes; y la otra con el nombre de Alfajar, que lleva "muchos años" y se sitúa junto a la Catedral de Málaga, donde se pueden comprar sus joyas y "muralitos" de flores. "Se caracterizan porque están totalmente hechos de cerámica, pero además están inspirados en todo lo que es en Andalucía. De hecho, hice una serie dedicada a la región y cada pieza está inspirada en una provincia", matiza sobre sus colgantes y pendientes hechos de gres.
Desde su taller, esta artesana trabaja todo tipo de técnicas. Desde el Rakú -un método tradicional japonés caracterizado por su cocción rápida y estética única, derivando en piezas irregulares y llenas de carácter-; hasta otras dedicadas en función del tamaño y forma. De igual manera, que implica "esmaltes de elaboración propia", en lugar de colores comerciales y sale en búsqueda de "cristales de calidad", que cada vez más se vuelven más difícil de encontrar, según la artista.
"Puedo pasar perfectamente seis o diez horas, el tiempo vuela. Para la joyería se hace uno a uno el producto. Hay que estirar el barro, cortarlo y darle forma. Mientras, para un mural, primero tengo que ir al caballete para elaborar el diseño, después mirar los colores, bañar los azulejos y enumeralos. Voy buscando que queden lo mejor posible, con matices", explica Rengel. Así, cada pieza "es única" e irrepetible. Pues según cuenta, no puede "hacer dos iguales", pues cada una adquiere su toque cuando pasan "por el esmalte y por el horno, que tiene la última palabra".
Entre sus productos, la artesana ha querido destacar sus "granadas y limones" a la venta en el Museo Carmen Thyssen de Málaga como "sus estrellas" del momento" de los que está "especialmente orgullosa". "Son de aquí, las hemos tomado de moldes de frutas de una finca que tenemos en Álora", comenta. Asimismo, también reseña en esta época navideña adornos y belenes hechos y pintados a mano.
Ser artesana en España
Dedicando toda una vida a la profesión, la ceramista indaga en que "todos los artesanos ponemos parte de nosotros" en cada una de las piezas hechas a mano; y en que ella, en concreto, va buscando "una evolución" desde "un principio y un final" hasta conseguir el realismo y resultado deseado. Con ello, apunta a que su trabajo en España y en Málaga, centrado sobre todo en encargos personalizados por el boca a boca, así como en tiendas; muchas veces no es muy valorado". "La gente no sabe el proceso ni las horas que hay detrás y creo que es por los comercios que todos conocemos. Hay un sector que sí lo hace, por eso estoy aquí, pero sí que están los que dicen 'uy, qué caro'", insiste.
Por otro lado, desde su punto de vista como artesana, y al haber sido profesora en una escuela de arte, considera que el "barro es una cosa inherente al hombre". "He estado haciendo talleres con los niños y cuando interactúan con él es algo mágico. Incluso respecto a algunos que padecían parálisis cerebral, al trabajar con las manos, sus monitoras decían que nunca les había visto tan felices. Es una cosa muy primitiva lo que aflora cuando tocamos el barro", concluye.
También te puede interesar