Málaga

"Si el perro coge a mi hija por el cuello, me la mata"

  • Operada una niña que tendrá que volver a pasar por el quirófano tras ser mordida por un can

La madre de la niña muestra el parte médico.

La madre de la niña muestra el parte médico. / JAVIER ALBIÑANA

Los tíos de María Ángeles viven en la cuarta planta y ella en la tercera, con sus padres. La pequeña subió. El perro estaba sujeto. Uno de los tíos le dio unas nueces y la niña bajó a su casa. Ellos soltaron al animal dentro de la vivienda. María Ángeles volvió para que le pelaran las nueces. En cuanto se abrió la puerta, el can se abalanzó sobre ella. Le arrancó un milímetro de párpado, casi dos centímetros del labio inferior y le hizo arañazos en la cara. Gritos, llanto, sangre. La madre subió y se desmayó al ver la escena.

Al final, todos salieron corriendo al hospital. Llevaban el trozo de labio entre las manos para que se lo injertaran. "Iba con toda la cara abierta", afirma su madre, Gloria Callejón. Poco tiempo después, la niña entraba en quirófano. Los cirujanos plásticos le cerraron las heridas y le pegaron la parte arrancada del labio.

El ataque del american stanford blue -una especie de pitbull- fue el 28 de junio. Han transcurrido un par de semanas, pero la pequeña, de 3 años, ha rechazado el injerto. El lunes sus padres tuvieron que volver a llevarla a Urgencias del Materno porque ha rechazado el trozo de labio que le cosieron los cirujanos. "La niña va a tener que pasar dos o tres veces más por el quirófano. Una para que le arreglen la parte del ojo y por lo menos otra para que le hagan una operación de cirugía estética para reconstruirle el labio. Si el perro coge a mi hija del cuello, me la mata. Por suerte está viva, que es lo principal; pero le está cogiendo miedo a todo", explica su madre.

Y la historia no acaba aquí. Los sanitarios informaron a la familia que debían entregar el perro a la Policía y que el animal tenía que ser puesto en cuarentena. Los tíos -hermanos de padre de la madre- se comprometieron a hacerlo así. Además, aseguraron que el can tenía todas las vacunas puestas. Al día siguiente, cuando el padre de María Ángeles les preguntó si habían hecho lo acordado, le dijeron que dos policías se habían llevado al perro. El progenitor quiso asegurarse y se dirigió al Grupo de Protección de la Naturaleza (Grupona) de la Policía Local, que es el competente en estos casos. Allí comprobó que no había atestado ni habían entregado al animal.

Así que salió a buscar por los parques donde sus cuñados solían pasearlo. Y los encontró con el perro. Entonces les dijo que subieran a su coche con el perro y sin titubeos se dirigió hacia el cuartel de El Palo de la Policía Local donde interpuso la denuncia y entregó al animal. El perro no tenía seguro ni vacunas. Cuenta Gloria que el perro era agresivo y que ella siempre le tuvo miedo. Ya con anterioridad había hecho algún arañazo leve a María Ángeles y a otro niño. Incluso asegura que en media docena de veces intentó atacar a otras personas. Por ello, en varias ocasiones les había pedido a sus hermanos que se deshicieran del animal.

La madre ha contado los hechos en las redes sociales y el padre ha puesto la denuncia sobre los hechos. Y es que, según dice Gloria, aunque este incidente haya ocurrido entre familiares, "algo así no se puede consentir". Su objetivo es que hechos de este tipo no se repitan porque alguna vez podría producirse un desenlace fatal.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios